miércoles, 8 de noviembre de 2017

Triángulo, ruido, charco

Nos perdimos hace mucho entre estas calles, estos lugares. Tampoco es que echemos de menos los sitios de los que venimos. Nos gusta juntarnos alrededor de las hogueras de los parias y extraños. Quizá es que seamos parias y extraños.
Por entre los callejones vemos a los inconscientes caminar y vagar por entre sus vidas. Es el pasatiempo del día mientras esperamos a la noche. Cuando el cielo cae oscuro sobre la ciudad nos movemos, nos ganamos la vida. Quizá encapuchados, quizá con chubasqueros. Quizá con abrigos largos. Un niño y una niña, no sé cómo acabamos aquí ni si acabaremos aquí. Sólo hacemos lo que podemos, nos pintamos un bigote y nos ponemos un sombrero. A veces somos un señor alto y a veces somos dos señores bajitos. A veces llueve y bailamos, las luces que se reflejan empapadas nos acogen mejor que los brazos de los extraños.
No pedimos, nos dijeron papá y mamá hace mucho que no lo hiciéramos. Pero a veces hace frío y pedimos mantas. Si no nos las dan las cogeremos igual. Nuestros gritos se pierden entre la muchedumbre y nadie mira hacia abajo, no hacia tan abajo.
Por eso podemos escondernos.

–Hermanito, ¿a dónde iremos?
Me dice ella a veces. Yo siempre le digo que no lo sé, que ya lo veremos. Que quizá hoy podamos comer pizza y que quizá hoy esté caliente.
–Hermanita, tengo hambre, ¿qué podemos comer?
Me dice él a veces. Yo siempre le digo que ya encontraré algo, que no se quedará con hambre. Que quizá encontremos un lugar seco donde dormir esa noche.

Tenemos ojeras tan largas que pasamos fácilmente por señores bajitos. Por eso no hay que preocuparse. Ni porque nos vaya a pasar nada, nos escabullimos fácilmente. Pero a veces es solitario, incluso cuando estamos juntos. Creo que nunca hemos estado sin el otro, no desde que nos perdimos entre aceras y asfaltos, tejados de chapa y soportales.
Nos gusta ver los anuncios de las tiendas, son como ver la tele pero gratis y en la calle. Este invierno creo que haremos algo.
–¿Qué haremos, hermanita?
Me dice a veces.
–¿Qué haremos, hermanito?
Me dice a veces.
Nos da miedo ir a un orfanato. Porque nos han dicho que nos separarán. No queremos perder a lo único que tenemos. Pero no podemos pasar otro invierno solos. Claro. Nos moriremos de frío. Así que caminaremos, caminaremos juntos, cogidos de la mano. Diremos que estamos unidos de las manos y que no se pueden separar. Que no. Que lo hemos intentado. Que no mentimos. No nos soltaremos jamás. Será nuestro secreto y así podremos no abandonarnos.
Porque somos lo único que tenemos. No queremos tener menos. No.


–Historias de tres palabras

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