viernes, 24 de agosto de 2012

Sonríe un poco

Mira por la ventana, mira a un árbol, parece normal, ¿a que sí? “Como todos los demás, grande, marrón y verde”. Párate a pensar ¿qué era antes ese árbol? Un canija y tonta cosilla más pequeña que tu uña, pero se ha esmerado en ser eso, eso es grande, eso es majestuoso, eso es aquello que tiene Vida.

Mira, no quiero convencerte de nada, sólo darte mi punto de vista. La sociedad nos coarta a ser todos iguales, a ser todos miembros de una maquinaria que es la sociedad capitalista occidental, bien bien ¿y? Sí, soy miembro de esta sociedad consumista, pero ocurre algo conmigo y con unas pocas personas más. En el río de la sociedad, nos giramos y nos salimos para perdernos en el bosque. ¿Cómo lo hacemos? Siendo nosotros mismos. Parece una gilipollez pero muchas veces nos adecuamos a lo que nos dicen, a lo que hacen los demás, sólo por creernos ser partícipes, sólo por ser uno más en un grupo social.

Tienes que preguntarte, ¿qué es más importante para ti, ser uno más con todos o ser uno más con quien quieras? No, en serio, parece otra chorrada, pero no lo es. Cuando estás con alguien a quien de verdad quieres, ¿no es cierto que te sientes parte de algo, parte de un todo maravilloso? ¿Te sientes bien? Mira, olvida todo lo que sepas sobre el mundo, la sociedad, cómo funcionan las cosas, porque lo que de verdad importa es TU opinión sobre todo lo demás, eres lo más importante del mundo, no lo olvides.

¿Quieres salir volando? ¿Para qué? Lo mejor de la vida, el amor, la amistad, la confianza, la belleza, está por todos los lados pero no lo quieres ver.

Vive, no te aferres a nada tan material, disfruta cada momento porque todos tienen algo bueno. Disfruta cada abrazo, goza cada beso, vive cada palabra bonita y sumérgete en la vida que mueve al universo.


Me encantaría ver el mundo que piso, pero aún no puedo, no sé si podré, pero prefiero ver a un pajarito revoloteando, pues es un milagro que esté ahí, y aún más milagro que alguien tan magnífico como tú esté aquí

Suerte
Remuevo un café cada mañana
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jueves, 16 de agosto de 2012

Cambio


Las botas de cuero le rozaban al caminar por las altas hierbas de los países encantados de árboles colgantes y suelos pertrechados con la más fina arcilla de todo el lado oeste de los mares calientes. Apartó hojas de su cara, apartó lianas, ramas, liendres y aires sospechosos de colores inusuales. La maleza era inmensa y la densidad vegetal cegaba alrededor como una niebla clara, clara como los árboles que la rodeaban, árboles brillantes de troncos claros y translúcidos.
Daba más pasos y no hacía más que encontrar más bosque, "un lugar infinito del que no se puede escapar", eso la dijeron. "No entres" la advirtieron. Pero los sueños son muy poderosos en la gente inocente y propietaria de sí mismos.
Apretó el colgante de fino cristal con la mano y comenzó a andar con los ojos cerrados imaginando una puerta, la misma, una y otra y otra vez. Una puerta gris, desigual, grande y de piedra y de pronto se cayó al suelo, estaba delante de la puerta... temblorosa agarró el picaporte y empujó una puerta sin pared, y vio un horizonte, un horizonte naranja con un cielo azul fuerte lleno de manchas con forma de nube. Dio un pasó hacia dentro, cerró la puerta y miró detrás de ella.

Corrió, corrió mucho detrás de la puerta, sentía cada paso, lo sentía en su sangre que subía rápidamente desde la planta dolorida del pie hasta el cerebro, no le importaba. Apretaba los dientes para aguantar el cansancio, no le importaba. El sudor le hacía tambalearse y se le metía en los ojos, pero no le importaba. Corría hacia aquello que siempre quiso y a por lo que vino hasta estas alejadas y mágicas tierras. No comprendía el valor del camino, por lo que su objetivo cada vez estaba más y más lejos mientras corría hacia él. Hasta que se sintió desplomarse y el polvo acariciando su cara.

Lejos, muy lejos estaba aún su sueño. Parecía rendirse, pero decidió andar, anduvo durante dos noches, no sentía hambre y no sentía sed, pero se sentía pesada así que decidió caminar desnuda.
Poco a poco se fue acercando hasta que llegó.

Con ilusiones en los ojos contempló un majestuoso edificio delante suyo, de piedra, lleno de detalles, columnas, mármol, estatuas sin nombre ni rostro. Sólo se distinguían dos cosas, un rosetón y un portón. Lentamente abrió el portón... vio un juego de luces precioso que apuntaba desde las ventanas laterales hasta el centro de la sala pintada de adoquines negros y blancos y columnas de alturas infinitas. En el centro, los sueños de una pequeña chica que corrió mucho hasta encontrarlos, los sueños de cambio.
Nada es eterno, ni la propia eternidad será eterna.
Todo lo que comienza tiene que tener un fin, el destino sólo dura mientras dure la realidad, la muerte sólo es eterna mientras haya vida, el espacio no tendrá fin hasta que se agote el tiempo. Así como la realidad será eterna hasta que desaparezcan los sueños.

Se acercó poco a poco, dentro de aquel lugar no había sonido, ella andaba en silencio con sus ojos clavados en su sueño: el cambio.
Se sentía sola en mares oníricos de soledad y horror, la realidad no era mejor, después de ser traicionada por su familia y más tarde de ser vendida tres veces ser violada sus sueños se volvieron mucho peores. El mundo consideraba su propia existencia un insulto. El ser inmortal incapaz de morir, incapaz de vivir, incapaz de existir e incapaz de soñar. Ese era ella. No pudo amar y nunca la amaron. No le quedaba nada por ver ni nada por sentir.

Toda su vida pasó en un soplido y una lágrima cayó sobre su mano al estirarla y ver el cambio. Tornó la cabeza hacia los dos lados y extendió la mano. Tocó el cambio y ella comenzó a desaparecer, poco a poco, brillaba y flotaba, desde la mano hasta la cabeza y los pies, se iba haciendo añicos, desintegrándose en luz, en mariposas, en montañas, ríos, nubes, leones, ciudades, gorros, árboles y petunias. Comenzaba a flotar y entrar en trance, desaparecía de la realidad, los sueños y se desataba del destino, con una sonrisa.
Cuando no quedó nada de ella, el cambio devoró su pedestal, poco a poco y cuando toco la primera baldosa se extendió fugazmente hasta alcanzar la puerta, al borrarla, comenzó a borrar el suelo del horizonte rojo al llegar al infinito comenzó a devorar el cielo, y las nubes, todo. Pronto todo fue una puerta en la nada más absoluta. Allí espera vuestra condena. En el bosque que nadie debería entrar, una puerta, la puerta invisible, una simple puerta de piedra que guarda en su interior el cambio. Seres de la realidad y los sueños que vivís según vuestra esencia, esperad a que se abra... esperad el cambio, el cambio de todo, el cambio de nada, el cambio absoluto que no puede ser parado y no puede ser ignorado.

Todos llevamos dentro esa puerta, ninguno se atreve a abrirla... fingimos que no existe pero en el fondo, sabemos que está allí, aguardando... la puerta que guarda todos los secretos, la puerta que guarda todas las preguntas, la puerta que hará que seamos todo y nada... por siempre, en un enlace infinito y verdaderamente eterno, el cambio.

Anónimo
Desde mis sueños hasta tu pantalla
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lunes, 13 de agosto de 2012

Venció siempre

Cuentan las Historias Rara Vez Escritas que participó en cada guerra que la humanidad celebró casi desde su nacimiento. Hablan del soldado inmortal, el soldado sin patria.
Su mito comienza hace milenios, cuando los soles no acababan y la Luna nos miraba y hablaba. En una tierra del oeste oriental. Su historia dice comenzar cuando dos poblados entraron en guerra, uno de ellos, falto de hombres, pidió ayuda a un forastero, éste aceptó. Al acabar la guerra no lo encontraron ni vivo ni muerto. Eso cuentan las historias.

Las historias también nos cuentan que ese soldado, ese mercenario, participó en otras batallas de tierras orientales. No obstante, cuentan de un líder de la legión romana de aspecto oriental que tuvo una gran cantidad de victorias en su haber, pero también se escribió como un oriental ayudó a los cartagineses en su expansión por la zona mediterránea. También se menciona a un oriental en la gran guerra de independencia estadounidense que, liderando un puñado de hombres, tomó una gran responsabilidad en numerosas batallas. Y encontrarás un largo etcétera.
Pero siempre encontrarás lo mismo, un patrón. Los hombres siguen patrones, así su vida es más sencilla y quién mejor para seguir un patrón que alguien que ha vivido milenios. Si tu curiosidad es basta, siempre encontrarás a un hombre de aspecto oriental pero no te atreverías a afirmar su procedencia, un hombre que siempre está en el bando ganador, encontrarás un hombre cuyo pasado es borroso y su futuro después incierto, siempre sale victorioso pero nunca se le ve celebrarlo, siempre estará buscando.

Quizá ese hombre ya no exista, quizá nunca existió y son casualidades, quizá las historias se equivocan y quizá ninguna sea cierta. Pero las afirmaciones llegan hasta nuestros días. Imagina conocerlo. Imagina conocer a un hombre que ha defendido con su vida todas las banderas que existen y han existido. Imagina qué responde cuándo le preguntas "¿qué buscas?".

Larry
Desde la Casa de los Mitos olvidados
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martes, 7 de agosto de 2012

El Silencio en Sueños

Hubo una época, antes de que el hombre conquistase el mundo, una época en la que los dioses caminaban por la arena de la sabana. Vivían en santuarios y sus sacerdotes adoraban a un ídolo caminante. 
La diosa de la fertilidad era una diosa caprichosa, exigía sacrificios, cultivos, oráculos y vírgenes para sus rituales, sin embargo, era la primera diosa que la humanidad soñó. Los hombres la adoraban por el poder que ella les cedía, gracias a ella eran ricos en vida, el bien que más apreciaban.
Esta diosa no quería pretendiente alguno, se decía que el hombre que se enamorase de ella debía morir, por eso ningún hombre podía verla, sólo las mujeres. Al paso de las generaciones, la diosa se aburría, llevaba trescientos años siendo adorada por la joven humanidad, era la diosa primera y no conocía las aventuras del tiempo ni qué podía ser la eternidad. Abandonó su templo y migró a las montañas en busca de otra vida, no dejaría de existir mientras su imagen siguiese en las mentes de los hombres. Un dios es tan inmortal como mortales son sus creyentes.

Cuentan que esta diosa, la dadora de vida, encontró al otro lado de las montañas al llamado Señor del Silencio. Se cuenta también que este Señor vivía en mitad del desierto en quietud absoluta, no abría los ojos, nunca. La diosa de la fertilidad se enamoró de él nada más verlo, pero él no la quiso, arruinaba su obra. La diosa, enfurecida, volvió al hogar de sus hijos y lo cambió todo. Ella se obsesionó con su amor imposible y decidió seguir su ejemplo, en quietud obró para siempre como la diosa de la fertilidad. El Señor del Silencio se dio cuenta de esto, y pensó que alguien que hubiese alcanzado esa quietud era digno de verle y se lo hizo saber a esta diosa.

Juntos se unieron en uno, al otro lado de las montañas... los hombres nacieron en silencio y vivieron en silencio, por el resto de una era.
Nacieron con el tiempo otros dioses y estos quedaron olvidados, cubiertos por la arena del desierto, pero aún hoy tenemos su regalo... vivimos con ello y su lenguaje lo conocemos. No son palabras, son ideas en su estado más puro y su llamada aún la podemos hacer saber.

¿Nunca probasteis a chasquear la lengua para que alguien dormido deje de hacer ruido y os regale el silencio?


Larry

Desde la Casa de los Mitos olvidados
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domingo, 5 de agosto de 2012

Te veo cada día


Todavia recuerdo tu mirada… y tu sonrisa… 
La última vez que te vi llevabas pelo corto, castaño. Una mirada radiante y vital, me mirabas con recelo y timidez. Qué mona estabas. Todavía recuerdo tu mirada, esa mirada que compartimos y que recuerdo cada mañana. Tu mirada, Reina de los amores perdidos. Mi Reina. 
Te veo cada día con rostros diferentes pero siempre es igual… siempre te veo y siempre me ves. Ninguno dice nada, ninguno mira hacia atrás y ninguno retrocede, nos cruzamos y nada más. Siempre será igual.

Quizá un día te vea en un sitio menos ajetreado. Quizá me acerque y me recuerdes con una sonrisa. Quizá te invite a un café. Quizá acábasemos empezando una relación y creando un lazo. Quizá seamos los mejores amigos del mundo. 
O, quizá, seas mi persona especial... y yo la tuya.

Pero ya nada de eso importa. Ahora eres una más entre el gentío. Para mí ahora eres un fantasma que me miró haciéndome imaginar la más tierna y conmovedora historia de amor en un segundo. Ahora fuiste la persona a la que más querí en este mundo. Pero te quería por lo que eres, un amor perdido… Siempre fuiste y siempre serás un ‘amor platónico’ que durará un segundo… siempre fuiste y siempre serás una ‘mirada platónica’ que durará toda una vida. 


Quizá un día te agarre por el brazo y entre la multitud te bese salvajemente. Sólo… quizá, mi Reina. 


Anónimo
Desde mis sueños hasta tu pantalla
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miércoles, 1 de agosto de 2012

Recuerdos de cada mañana



Una vez me dijo una señora mayor que yo era un universo deforme, no sabría deciros por qué lo dijo cuando lo dijo ni cómo lo supo pero tenía razón. Me encontró ella a mí sentada detrás de un árbol en un bosquecito que sobrevivía cerca de mi casa natal, estaba tratando de clavarme una aguja rellena de una mierda que me habían dado unos amigos, o antes eran mis amigos... hasta que trataron de... da igual, eso es otra historia. Ella salió de detrás del tronco como una caja sorpresa lo que hizo que mi mano, bueno, no tuviera mucha precisión, me clavé mal la aguja pero entró lo que sea que tenía dentro y me desmayé. Soñé... soñé con oscuridad, con las palizas de mi padre y con un pez de muchos colores.
Desperté, estaba tumbada y con un trapo húmedo sobre mi frente, recuerdo tener clavada en la espalda una piedra, una bastante dura y afilada. Lo primero que vi fue el cielo abrazado por las ramas de los árboles y acto seguido la cara de la anciana sobre la mía. Tenía una cara terrible, me refiero a que daba miedo, bastante. Me levantó y me preguntó que qué tal me encontraba a lo que respondí "sólo mareada, gracias". Me cogió la cara por las mejillas, acercó su cara a la mía y me miró a los ojos. Estuvo unos segundos que para mí fueron horas o días y de pronto me soltó, caí hacia atrás y me di un cabezazo contra el suelo. Ella se levantó y cogió su bastón. 
Se iba y me dijo, "me das pena, tienes tanto mundo y todo desaprovechado, esos ojos están desaprovechados joven, vive". Vive... el tono, el volumen, la vibración de sus labios y mis tímpanos cuando dijo esa palabra es uno de los recuerdos más nítidos que tengo. Vive... 

El tiempo, ese autor universal, ha sabido dar la razón a la anciana... según fui madurando lo vi, claro como la nieve en las calmas, nítido como una televisión moderna, tenía un mundo enorme que poblar en mi interior. También me fijé en que cada uno somos un mundo... algunos más grande, otros más pequeño, algunos más informe, otros viven en él, algunos saben lo que quieren, otros están más enredados que la caja de las luces de navidad... pero todos tenemos uno. Lo veo en los ojos de la gente, en la mirada... son como una ventana. "Los ojos son la ventana al alma" dicen, yo digo que es al mundo de cada uno. 
Muchas mañanas pienso en esa viejecilla y en su "vive"... creo que he conseguido vivir, ni bien, ni mal, tan sólo vivir mi vida y nada más y ¿sabes qué? Me encanta. 

Suerte
Remuevo un café cada mañana
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