miércoles, 26 de diciembre de 2012

Diario de un Idiota III


11/11/97
Quería escribir hoy por el día que es.

17/11/97
Mi árbol está siendo un árbol crecidito y le han salido hierbajos al lado que no conozco. Los he arrancado. Quizá fui muy cruel... acabo de jugar con vidas que no son mías y encima con consciencia de lo que hacía, pero si no las hubiese arrancado mi árbol no hubiera crecido.
Ojalá a mi árbol le gusten las albóndigas.

21/11/97
Hoy me visitó alguien. Era un caballero con gabardina y bombín y me gustó mucho el pelo que tenía en la cara, "se llama bigote" me dijo, yo quiero uno de esos. Le preparé albóndigas y me dijo que no le gustaban, le preparé luego almejas y me dijo que tampoco. Me enseñó hacer una tortilla, hecha de huevos "naturalmente" dijo. Era un poco pedante pero también era misterioso.
Le dije que yo no tenía huevos y me dio uno, "caliéntalo durante un tiempo y espera a que se rompa solo".

Ojalá vuelva algún día.

30/11/97
Ha comenzado a nevar cerca del bosque donde talo los árboles que no se quejan. La nieve me encanta, es tan misteriosa... cae del cielo para helar el mundo pero el mismo cielo la derrite. Es como el fallo en el que siempre cae uno.

03/12/97
Mi árbol es todo un árbol ahora. Además no hace falta que lo riegue, resulta que la nieve está hecha de agua. No obstante, estoy preocupado por mi huevo, espero que no esté pasando mucho frío. No sé qué significa "obstante" pero me gusta decirlo. A veces digo cosas que no pienso su significado, alguien me dijo que eran "frases hechas" pero ¿quién las hace? ¿Y para qué? ¿Para que no volvamos a pensar su significado y nos fiemos de lo que dicen? Las palabras son raras.

10/12/97
Me encantan estas noches de invierno. Me tomo un café calentito, me siento con una manta y veo como los cristales de hielo se forman en mi ventana, las gotas están todo el año pero los cristalitos sólo en esta época, tengo menos tiempo para disfrutarlos. Aunque si lo piensas, disfrutar de ellos porque sean efímeros hace que lo que no lo sea no lo disfrutes y, claro, nadie hace caso a lo eterno luego.

También hice nubes de azúcar con el fuego de mi chimenea, estaban riquísimas.

21/12/97
Justo cuando pensaba que lo había hecho todo mal escuché unos sonidos desde el huevo y encontré un pájaro que lo había roto y resulta que estaba vacío. ¡El hombre del bigote me había engañado! O quizá no supe proteger bien mi huevo de posibles pájaros amarillos pequeños.
Aún siendo el asesino de mi huevo y no sintiendo mucha simpatía por él se ha quedado a vivir en mi casa. A mi no me hace gracia, pero se ve que a él le entusiasma la idea, un día le prepararé albóndigas con almejas, se va a enterar de lo que vale un peine.

Las frases hechas son todas absurdas, ¿no te parece?

31/12/97
Hoy es final de ciclo, mañana comienza uno nuevo. ¿Quién sería el genio que propuso que el cambio fuese estático? Así te puedes preparar y no te pilla de sopetón, por eso la gente no le tiene miedo al fin de año, lo espera con ilusión.
Luego pasa, que son las cuatro de la tarde de un martes cualquiera y de pronto ¡pluf! Se produce un cambio en tu vida. A nadie le gusta que le cambien todo lo que ya sabía porque le hace sentir inservible e irrelevante y creo que todos queremos ser algo en algún sitio... no ser una brisa olvidable.


Yo mismo
Fragmento del diario de un idiota
Historias Irrelevantes

martes, 25 de diciembre de 2012

Diario de un Idiota II


27/08/97
No encuentro respuesta para el suelo húmedo pero el parqué va de mil maravillas. Hoy fue extraño, porque soñé y soñé que estaba con todo lo que yo había creado, a mi alrededor, me decían "hola" y me decían "te quiero" pero nunca estuve tan solo. Fue una pesadilla, creo.
En fin, el café de hoy le puse leche merengada, no me gustó. Vaya día.

04/09/97
Cociné unas albóndigas. Con patatas.

06/09/97
Al deshollinar la chimenea vi que se habían caído unos ladrillos. La deshollino cada semana, no había visto algo igual nunca. Resulta que tenían ratones dentro, me llevé un susto mayúsculo y los solté al caerme de la escalera. Me llevé un buen golpe.

Creo que no los tenía que haber dejado ir, ahora me siento tan solo... pero no me voy a autocompadecer en MI diario, sería lo más tonto del mundo. No soy tonto. O eso creo de mí mismo.

13/09/97
Aprendí a cocinar almejas, estoy cerca de una playa no sé cómo no se me había ocurrido antes. Están muy buenas aunque un mirlo me aconsejó echarles sal. Ya probaré.
Me siento completamente realizado, ya sé preparar tres cosas en la cocina. Aunque sólo las pueda comer yo.

Empecé a regar el jardín, en un libro leí que salen flores.

18/09/97
En mi jardín no crece nada salvo hierbajos así que planté un arbolito. Creo que es un pino y también creo que es piñonero.

20/09/97
¡Me volvió a visitar el mirlo! Le di de mis almejas y me dijo que le encantaron, fue agradable compartir, no suelo tener con quien compartir. No sé si me agradó por ser diferente o porque compartir es agradable.

13/10/97
Hace mucho que no he vuelto a ver al mirlo. Espero que esté bien.
Hoy preparé albóndigas con almejas, no salió muy bien el experimento. Estoy deprimido, creo.

20/10/97
El mirlo no va a volver. Lo sé...
Esto a veces me recuerda a mi sueño...

He talado un par de árboles, no se quejaron, vuelven a crecer. Estoy construyendo un nido para pájaros, aunque no sé cómo son. Quizá tenga algún libro sobre ello y pueda estudiarlo. Sería divertido probarlos pero no tengo con quien probarlos y yo no soy un pájaro o eso me dije siempre.

23/10/97
A mi casa para pájaros no viene ningún pájaro, quizá la tengo muy pegada a mi casa y se asustan. Los pájaros son muy desconfiados, no se abren a cualquiera. A veces ni entre ellos. Si encuentras un pájaro que se conoce enteramente a sí mismo y encima lo enseña es que no tiene nada que enseñar y es más simple que un plato de albóndigas.

Creo que mi árbol está creciendo.


Yo mismo
Fragmento del diario de un idiota
Historias Irrelevantes

domingo, 23 de diciembre de 2012

Diario de un Idiota I


13/04/97
Ya no me quedan autores. Se han ido o se han ido de viaje. A veces se quedan a tomar el té, pero sólo tengo café. Me quedo mirando las gotas en la ventana, sí, sé que no llueve, pero hay gotas. 
Este lugar es muy húmedo y humilde y aún así tenemos gotas en las ventanas. No todo el mundo las tiene, son como únicas, perlas en el mar. El café también está muy bueno, no sé de dónde es pero me lo traen semanalmente así que tengo que racionarlo bien, a veces no me queda a mediados de semana. 
No suelen visitarme ya. Creo que yo mismo me lo busqué. 

16/05/97
Estas entradas se me olvida que las hago. Son como páginas sin tiempo, de hecho no sé ni por qué pongo un número encima de cada una, no dice nada en realidad, sólo un tiempo... son cosas serias imagino, esas cosas con las que el mundo tiene que tener para que siga girando. No me preocupan, las pongo por vosotros, seáis quiénes seáis. 
Al café ya no le echo azúcar, creo que me hago mayor, a veces lo pienso pero luego pienso en que no me preocupan los números de estas entradas. 

Caerán estrellas fugaces esta noche, dicen que hay que pedir un deseo pero no en alto porque si no, no se cumple, pero es mentira... hay que pedirlo sin que nadie más lo escuche. A veces ni tú mismo. Me lo dijo una señora mayor, los señores mayores saben mucho, a veces viene bien escucharlos. 

26/05/97
Ya es por la tarde y aún no me he tomado el café.
Hoy vi crecer la hierba, jamás pensé que fuera tan emocionante, he cogido un poco y me la he llevado a casa. No es que la quisiese a ella, no me gusta robar(ni delinquir en general), creo que lo que quería tener era un secreto, para guardarlo de, no sé, alguien. 
Puse un ladrillo morado en el jardín. No sé para qué lo usaré pero es bonito. 

28/05/97
Talé dos árboles hoy, quería la madera, estoy construyéndome un estudio en el jardín. Las baldosas serán moradas. No sé qué voy a estudiar allí pero la idea me entusiasma, en mi pequeña casita no puedo estudiar las gotas de agua de las ventanas sólo verlas. A veces creo que no me hace falta más. 

También me visitó una señorita, muy simpática. Me dio unas galletas, ahora tengo con qué acompañar el café. Creo que no tenía ojos que mirasen, me dio esa sensación, llevaba gafas muy oscuras. 

14/07/97
Después de estudiar la humedad ambiente me he dado cuenta que las gotas de agua en mi ventana no tienen ningún misterio, por eso en el estudio ya no tengo cristales en las ventanas. 

07/08/97
Esta semana no me han traído café. Me acordé que tenía unas flores secas que me trajo un señor moreno, me dijo que me las tomase en caso de emergencia, en caso de que no tuviera café imagino. Calenté agua y las metí en el agua, luego usé la tetera de la mujer del pelo rojo y vi en mi taza un líquido del color de los rubíes y la sangre. Sabía a tienda de campaña de terciopelo granate en el desierto. Gran mejunje, sí señor. 
Desde mi casa las gotas de la ventana no han perdido la magia que tenían. Imagino que las hice mías o quizá fue al revés. 
A veces las cosas son lo contrario de lo que parecen y a veces no somos los protagonistas aunque no lo queremos admitir ni saber, porque pierde la magia y el interés si no salimos nosotros. 

23/08/97
Cambié el suelo de mi casa, ahora es algo que se llama parqué, es calentito. No hay tanta humedad como antes pero mi suelo viejo estaba húmedo. Creo que debería estudiar eso.

Yo mismo
Fragmento del diario de un idiota
Historias Irrelevantes

jueves, 11 de octubre de 2012

Los ojos amarillos y el hambre insaciable

La enorme isla conocida hoy como Australia está habitada por multitud de tribus, muchas de ellas aún se tienen tirria. Otras han aprendido a convivir, pero todas ellas mantienen sus territorios. Los padres de todas estas tierras creían, como sus hijos creen, en el Tiempo de Sueño. Se enorgullecen de mantener la tierra tal cual les fue dada, desde hace milenios. Lugares que no cambiaron nunca. 
Todas protegen la tribu que se encuentra en las costas del desierto, al noroeste. No es enseñada a los turistas... si fueras allí no podrías verla, saben protegerse de los curiosos,
y aunque pudieras verla no sentirías nada especial en ella, no te darías cuenta con el poder que juegan...

Los ritos de los aborígenes constan de percusiones, danzas, máscaras o ingesta de alucinógenos, sin embargo esta tribu no realiza nada de esto, por eso es tan especial y protegida, guardan los secretos que les fueron rebelados a los hombres en tiempos de magia y en tiempos donde la realidad no estaba aún definida. 
Su único rito se realiza cuando no hay Luna que les pueda vigilar y usando la oscuridad por supuesto. Una vez en cada etapa del tiempo, los hombres y mujeres no vírgenes apagan todas las luces de la tribu y se reúnen en torno a una piedra lisa de obsidiana que se encuentra en el centro del poblado. Es una roca misteriosa... es brillante, de un morado oscuro y no sabrías por qué pero sabrías que respira. Hombres y mujeres se sientan alrededor de la estrellada roca y contemplan a un chico, normalmente menor de las dos docenas de años, que se sube encima de la roca con una antorcha. En este momento el chamán que gobierne en ese tiempo aparece de entre las sombras y rocía al chico con arena, arena de sueño, con la que el chico cae inconsciente encima de la roca. Por la roca, por la arena o por los deseos de las estrellas el chico se convierte en hermafrodita y deja de ser hombre y deja de ser mujer, ahora es el que son dos y uno a la vez. 

Es en este punto comienza el ritual. Todos los hombres y las mujeres comienzan a pronunciar la letra "Om" y por designios de la noche sus gargantas no se cansarán de pronunciarla durante horas. El chamán les mira, mira a los cielos, extiende los brazos y grita en una lengua olvidada... no por vieja, sino por ser anterior a las lenguas del hombre, serías incapaz de entenderla pero en el fondo sabrías lo que dice. De pronto, entre la oscuridad y de debajo de la obsidiana aparecen cuatro sombras, pero no sombras como las que producen los cuerpos con la luz, no, una sombra que no era de este mundo ni de este universo, era otra cosa, tendrías que verla para entenderla; esta sombra comienza a estirarse hasta llegar a los hombres que seguían repitiendo su "Om". Las cuatro sombras se encojen y se expanden hasta que cubren el círculo completo. El chamán, contento, las obliga a levantarse con su voz; las sombras se dividen en cuatro triángulos que se encajan a la perfección encima de la roca de obsidiana emitiendo una luz amarilla casi cegadora hacia los cielos. Se juntan las sombras, de una manera que sentirías infinita, y forman una pirámide, encerrando a la luz, se convierten en obsidiana y el hermafrodita se pierde entre el espacio y el tiempo, entre la realidad y la irrealidad. El chamán está muy contento, anda por la pirámide desafiando a toda lógica y se apoya con un pie en su cúspide, grita "¡Basta!" y cae dormido al suelo, como el resto de hombres y de mujeres. 

Se despertarán en un día exacto, cuando las Luna les vea. Cuando lo hagan verán que alrededor del poblado los bosques no son más que llanuras de matorrales y cálida roca, que los acantilados no son más que playas de arena y que el cielo no les mira de la misma manera. Pero ellos y el poblado no cambiaron... nunca lo hicieron... y nunca lo harán... 

No cambiaron. No cambiaron nunca. El cambio no les devoró, devora ni devorará. 


Larry
Desde la Casa de los Mitos olvidados
Historias Irrelevantes

lunes, 24 de septiembre de 2012

Recuerdos y Olvidos

Recuerdos... los recuerdos se pueden crear, ¿sabías? Si te repites algo durante años que supuestamente te pasó acabarás creyéndotelo. 
No me gusta hacer eso, sería como hacer trampas en la vida, ¿no? Pero sí que me gusta imaginarme en situaciones. Recuerdo una preciosa y trágica y reveladora...

Todo comienza con una niña, muy pequeña, vivía en la calle. Después de correr por tenderos con una barra de pan metida debajo de su cazadora volvió a su escondrijo, como cada día, para resguardarse de la noche con una manta raída que la protegía de dormir encima de la nieve... estaba siendo un invierno duro, mucho para una niña. Recuerda dormirse en su lugar y despertarse en otro distinto. Se levantó confusa, sólo distinguió la silueta de un hombre sentado en un escalón echando humo desde su pipa, apenas veía sus ojos. Ella comenzó a asustarse, no sabía ni quién era ni qué podía hacer, hizo lo único que creyó que podía hacer: correr. El hombre no la dejó, la agarró fuertemente del brazo y le chitó con el dedo. El hombre se agachó para hablarle directamente a la cara... "Buenas noches" dijo. Sonrío, de una manera amigable. La niña aún estaba en shock y el hombre se volvió a sentar en el escalón, recaído. Suspiro y comenzó a hablar con una voz ronca y apagada, "mira, sé que debes tener miedo pero no tienes por qué tenerlo, no te quiero hacer daño. Tan sólo... hmpf... no sé cómo explicarte esto sin que suene... egoísta. Mira, soy un hombre que tiene una cama caliente, tres comidas diarias, un techo, ahorros, ropa limpia y algunos caprichos. Soy un hombre que tiene salud, que tiene sueños, que tiene ilusiones, que tiene vacíos...", suspiró de nuevo, "sólo quiero hablar contigo un momento y proponerte algo... Tengo todo eso pero no tengo a nadie...". La niña, que ya había salido de su estupor se sentó en la nieve y dijo "claro que no tienes a nadie, nadie puede tener a alguien", el hombre comenzó a reírse a carcajadas desde su escalón, tanto que se le cayó la pipa. "Mira, pequeña, te propongo esto: yo te ofrezco comida, un techo, una cama, ropa, estudios y algunos caprichos y a cambio tú vivirás conmigo, nada más", la niña estaba estupefacta, "¿nada más? ¿Ni trabajar para ti, ni hacer tareas cansadas, ni estar encerrada en un cuarto?", el hombre sonrío con una sonrisa franca, "nada más". 

Hicieron muy buenas migas sorprendentemente, pasaron los años y él cada día se levantaba con una sonrisa por ver a su pequeña. Él la enseñaba a leer y a escribir, las matemáticas, cultura y a cambio ella le enseñaba a divertirse. Iban al teatro, ella se quedaba estupefacta con la magia y él pensaba en escribir una crítica para un periódico. Hacían la comida juntos e incluso subían a la terraza a ver las estrellas. Una vez fueron a un monte cercano a la ciudad, cuando llegaron estaba atardeciendo y vieron el magnífico paisaje, ella se abrazó a él y lloraron juntos de la belleza que contemplaban.

Recuerda que una mañana se levantó y le sorprendió no ver signos de que su padre se hubiera ido a trabajar, fue corriendo a su habitación pensando en lo peor... la abrió de un empujón y lo encontró pálido, con los ojos rojos y sudando. Ella palideció al verlo, se quedó sin hablar y sin poder parpadear. Él al verla tan sólo le dio tiempo a decir "No..." y la chica salió corriendo a la calle. Estuvo dos horas corriendo buscando a un médico hasta que logró traer uno a casa, entonces no había teléfonos y menos un servicio de urgencias. Cuando llegó a la casa temió que fuera demasiado tarde, sentía cada latido en su sien, cuando subió las escaleras las subió casi a cámara lenta, notando cada escalón, cada relinche de la madera, cada suspiro... corrió por el pasillo hasta la habitación de su padre, sentía cada vez que sus manos tocaban la pared, sintió el manillar deslizarse entre sus manos, frío, metálico, sintió la sacudida que le dio el brazo al abrirlo y recuerda más que nada lo que encontró al abrir la puerta. Encontró un charco de sangre en el suelo, las cortinas ondeando al viento, la luz abrazando las motas de polvo y la cama desecha y vacía. 

No volvió a ver a aquel hombre, el único al que llamó "papá". Aquel día volvió a aquella montaña, de pie, delante del atardecer, gritó, gritó y lloró, gritó y lloró hasta que no pudo más, hasta que cada lágrima se secara, hasta que cada grito se apagara, hasta que vaciase toda la tristeza y rabia que guardaba. 
No hubo funeral, no quería ir al funeral de alguien a quien sólo ella quería, tan sólo lo recuerda en el viento... 
Desde aquel día sonríe, sonríe muchísimo, aprendió que todo viene y va y que la libertad no siempre está de nuestra mano, ni siquiera del destino mismo, pero la libertad para sonreír no se desvaneció nunca y una sonrisa sincera revive un corazón marchito. 

¿Que si era yo esa niña? No, no lo fui. Ella fue mi novia, una persona extraordinaria. Esta era su historia la cual no olvidaré mientras recuerde su sonrisa.

Suerte
Remuevo un café cada mañana
Historias Irrelevantes

miércoles, 5 de septiembre de 2012

La mirada musical


Andar por la calle y no pasar desadvertido ni cuando de verdad lo necesitas. Hay gente que por suerte o desgracia vive con esa etiqueta. Conocí una persona así una vez, ella era muy joven, con el aspecto de casi una niña, rubia... Recuerdo verla por primera vez cuando se cayó al suelo cuando se tropezó con un bordillo, intenté ayudarla a levantarse pero no quiso mi ayuda, quería ser capaz de hacerlo sola. Insistí en acompañarla hasta su casa, en una gran ciudad era difícil perderse. 

Su vida, me contó, empezó con mal pie. Al nacer su madre murió durante el parto y desde entonces vivió con sus abuelos pues su padre biológico al morir su mujer no quiso saber nada de su nueva hija. En un accidente que no me quiso detallar perdió la vista, con tan sólo un año de vida. Desde entonces no veía nada y ya habían pasado diecinueve años. Sus abuelos acabaron muriendo de una causa u otra y llevaba dos años valiéndose por sí misma, estudiando muy duro y viviendo de la herencia que le dejaron sus abuelos. 
Cuando me lo contaba, noté una voz gris y apagada desde su garganta, pero a la vez cálida. 

Era una chica fascinante, tocaba el piano, la viola y el violín y poseía, por lo que supe luego, una imaginación prodigiosa. 

Quizá fuese un paranoico o un obseso pero quería saber más de ella. Los días siguientes los pasé por su barrio esperando verla por algún lugar, hasta que un día la vi y no pude contener mi saludo, ella me contestó con una sonrisa.
Con el tiempo nos fuimos haciendo amigos, ella apenas tenía gente a su alrededor y la encantaba conversar. Un día me invitó a su casa. Era curioso pues era una casa sorprendentemente limpia. Tenía una sala grande según pasabas la entrada de la casa, en ella había un piano de cola, unos sofás blancos y una alfombra azul sobre un suelo de caoba. A cada lado de la habitación había dos pasillos a los que no entré, y en la pared que se encontraba enfrentada a la entrada había dos ventanas de estilo victoriano, de madera blanca. 

Me dijo que me sentara y que enseguida volvía.

Mientras esperaba me fijé que la casa estaba orientada hacia el oeste... era ya pasado medio día y por las ventanas entraba una luz cálida que acariciaba el polvo que suspendía en el aire. 

Llegó vestida con un vestido blanco con detalles de encaje, una sonrisa y un violín en la mano. Se sentó encima de mis piernas lo que me puso nervioso, empecé a sentirme incómodo, sin embargo, era tan delicada y frágil que a la vez me sentía querido y maravillado... Comenzó a lanzar notas con su violín, suaves y lentas... como acariciando el viento con la punta de los dedos. Comenzó a susurrarme. 
Me dijo que siempre quiso ver, que no tiene recuerdos de las cosas en sí mismas, sólo de los colores... cada noche, soñaba con el tacto y la forma de las cosas que ella sentía, pero no sólo eso, sino que las pintaba. Llevaba haciendo eso años, cuando caminaba por la ciudad o por su casa veía, a su manera, todo colorido y onírico. Amaba la vida y amaba todo lo que ella significaba. 

Me contó de lugares increíbles, lugares que sólo ella podía ver, llanuras de cristalino espejo que reflejaban las blancas nubes y el profundo azul cielo; montañas añiles redondeadas que atravesaban las nubes; pantanos de ríos rosas, rocas naranjas y cielos violeta... Eran lugares especiales, lugares que ella sentía cuando soñaba y por cómo hablaba de ellos, los sentía fervientemente, casi tanto como la propia realidad. 
Cuando dejó de tocar me dijo que no le contó a nadie lo de sus sueños porque tenía miedo de lo que la gente pensase, pero que en mí veía algo especial, no juzgaba, sólo admiraba y eso la encantaba. 

Fue y es alguien especial en mi vida, no sé dónde o qué estará haciendo ahora... de alguna forma sé que será algo precioso. Lo que es capaz de hacer ver el sueño de poder ver es algo que aún no me explico pero es ciertamente precioso. 

Escribo esto por el simple motivo de hacerme dar cuenta de que cuando estoy en lugares que odio o sitios que no me gustan, con gente que odio o personas que no me gustan... el simple sueño de poder ver lo que los ojos no quisieron ver me saca una sonrisa.


Anónimo
Desde mis sueños azules hasta tu pantalla cristalina
Historias Irrelevantes


viernes, 24 de agosto de 2012

Sonríe un poco

Mira por la ventana, mira a un árbol, parece normal, ¿a que sí? “Como todos los demás, grande, marrón y verde”. Párate a pensar ¿qué era antes ese árbol? Un canija y tonta cosilla más pequeña que tu uña, pero se ha esmerado en ser eso, eso es grande, eso es majestuoso, eso es aquello que tiene Vida.

Mira, no quiero convencerte de nada, sólo darte mi punto de vista. La sociedad nos coarta a ser todos iguales, a ser todos miembros de una maquinaria que es la sociedad capitalista occidental, bien bien ¿y? Sí, soy miembro de esta sociedad consumista, pero ocurre algo conmigo y con unas pocas personas más. En el río de la sociedad, nos giramos y nos salimos para perdernos en el bosque. ¿Cómo lo hacemos? Siendo nosotros mismos. Parece una gilipollez pero muchas veces nos adecuamos a lo que nos dicen, a lo que hacen los demás, sólo por creernos ser partícipes, sólo por ser uno más en un grupo social.

Tienes que preguntarte, ¿qué es más importante para ti, ser uno más con todos o ser uno más con quien quieras? No, en serio, parece otra chorrada, pero no lo es. Cuando estás con alguien a quien de verdad quieres, ¿no es cierto que te sientes parte de algo, parte de un todo maravilloso? ¿Te sientes bien? Mira, olvida todo lo que sepas sobre el mundo, la sociedad, cómo funcionan las cosas, porque lo que de verdad importa es TU opinión sobre todo lo demás, eres lo más importante del mundo, no lo olvides.

¿Quieres salir volando? ¿Para qué? Lo mejor de la vida, el amor, la amistad, la confianza, la belleza, está por todos los lados pero no lo quieres ver.

Vive, no te aferres a nada tan material, disfruta cada momento porque todos tienen algo bueno. Disfruta cada abrazo, goza cada beso, vive cada palabra bonita y sumérgete en la vida que mueve al universo.


Me encantaría ver el mundo que piso, pero aún no puedo, no sé si podré, pero prefiero ver a un pajarito revoloteando, pues es un milagro que esté ahí, y aún más milagro que alguien tan magnífico como tú esté aquí

Suerte
Remuevo un café cada mañana
Historias Irrelevantes

jueves, 16 de agosto de 2012

Cambio


Las botas de cuero le rozaban al caminar por las altas hierbas de los países encantados de árboles colgantes y suelos pertrechados con la más fina arcilla de todo el lado oeste de los mares calientes. Apartó hojas de su cara, apartó lianas, ramas, liendres y aires sospechosos de colores inusuales. La maleza era inmensa y la densidad vegetal cegaba alrededor como una niebla clara, clara como los árboles que la rodeaban, árboles brillantes de troncos claros y translúcidos.
Daba más pasos y no hacía más que encontrar más bosque, "un lugar infinito del que no se puede escapar", eso la dijeron. "No entres" la advirtieron. Pero los sueños son muy poderosos en la gente inocente y propietaria de sí mismos.
Apretó el colgante de fino cristal con la mano y comenzó a andar con los ojos cerrados imaginando una puerta, la misma, una y otra y otra vez. Una puerta gris, desigual, grande y de piedra y de pronto se cayó al suelo, estaba delante de la puerta... temblorosa agarró el picaporte y empujó una puerta sin pared, y vio un horizonte, un horizonte naranja con un cielo azul fuerte lleno de manchas con forma de nube. Dio un pasó hacia dentro, cerró la puerta y miró detrás de ella.

Corrió, corrió mucho detrás de la puerta, sentía cada paso, lo sentía en su sangre que subía rápidamente desde la planta dolorida del pie hasta el cerebro, no le importaba. Apretaba los dientes para aguantar el cansancio, no le importaba. El sudor le hacía tambalearse y se le metía en los ojos, pero no le importaba. Corría hacia aquello que siempre quiso y a por lo que vino hasta estas alejadas y mágicas tierras. No comprendía el valor del camino, por lo que su objetivo cada vez estaba más y más lejos mientras corría hacia él. Hasta que se sintió desplomarse y el polvo acariciando su cara.

Lejos, muy lejos estaba aún su sueño. Parecía rendirse, pero decidió andar, anduvo durante dos noches, no sentía hambre y no sentía sed, pero se sentía pesada así que decidió caminar desnuda.
Poco a poco se fue acercando hasta que llegó.

Con ilusiones en los ojos contempló un majestuoso edificio delante suyo, de piedra, lleno de detalles, columnas, mármol, estatuas sin nombre ni rostro. Sólo se distinguían dos cosas, un rosetón y un portón. Lentamente abrió el portón... vio un juego de luces precioso que apuntaba desde las ventanas laterales hasta el centro de la sala pintada de adoquines negros y blancos y columnas de alturas infinitas. En el centro, los sueños de una pequeña chica que corrió mucho hasta encontrarlos, los sueños de cambio.
Nada es eterno, ni la propia eternidad será eterna.
Todo lo que comienza tiene que tener un fin, el destino sólo dura mientras dure la realidad, la muerte sólo es eterna mientras haya vida, el espacio no tendrá fin hasta que se agote el tiempo. Así como la realidad será eterna hasta que desaparezcan los sueños.

Se acercó poco a poco, dentro de aquel lugar no había sonido, ella andaba en silencio con sus ojos clavados en su sueño: el cambio.
Se sentía sola en mares oníricos de soledad y horror, la realidad no era mejor, después de ser traicionada por su familia y más tarde de ser vendida tres veces ser violada sus sueños se volvieron mucho peores. El mundo consideraba su propia existencia un insulto. El ser inmortal incapaz de morir, incapaz de vivir, incapaz de existir e incapaz de soñar. Ese era ella. No pudo amar y nunca la amaron. No le quedaba nada por ver ni nada por sentir.

Toda su vida pasó en un soplido y una lágrima cayó sobre su mano al estirarla y ver el cambio. Tornó la cabeza hacia los dos lados y extendió la mano. Tocó el cambio y ella comenzó a desaparecer, poco a poco, brillaba y flotaba, desde la mano hasta la cabeza y los pies, se iba haciendo añicos, desintegrándose en luz, en mariposas, en montañas, ríos, nubes, leones, ciudades, gorros, árboles y petunias. Comenzaba a flotar y entrar en trance, desaparecía de la realidad, los sueños y se desataba del destino, con una sonrisa.
Cuando no quedó nada de ella, el cambio devoró su pedestal, poco a poco y cuando toco la primera baldosa se extendió fugazmente hasta alcanzar la puerta, al borrarla, comenzó a borrar el suelo del horizonte rojo al llegar al infinito comenzó a devorar el cielo, y las nubes, todo. Pronto todo fue una puerta en la nada más absoluta. Allí espera vuestra condena. En el bosque que nadie debería entrar, una puerta, la puerta invisible, una simple puerta de piedra que guarda en su interior el cambio. Seres de la realidad y los sueños que vivís según vuestra esencia, esperad a que se abra... esperad el cambio, el cambio de todo, el cambio de nada, el cambio absoluto que no puede ser parado y no puede ser ignorado.

Todos llevamos dentro esa puerta, ninguno se atreve a abrirla... fingimos que no existe pero en el fondo, sabemos que está allí, aguardando... la puerta que guarda todos los secretos, la puerta que guarda todas las preguntas, la puerta que hará que seamos todo y nada... por siempre, en un enlace infinito y verdaderamente eterno, el cambio.

Anónimo
Desde mis sueños hasta tu pantalla
Historias Irrelevantes

lunes, 13 de agosto de 2012

Venció siempre

Cuentan las Historias Rara Vez Escritas que participó en cada guerra que la humanidad celebró casi desde su nacimiento. Hablan del soldado inmortal, el soldado sin patria.
Su mito comienza hace milenios, cuando los soles no acababan y la Luna nos miraba y hablaba. En una tierra del oeste oriental. Su historia dice comenzar cuando dos poblados entraron en guerra, uno de ellos, falto de hombres, pidió ayuda a un forastero, éste aceptó. Al acabar la guerra no lo encontraron ni vivo ni muerto. Eso cuentan las historias.

Las historias también nos cuentan que ese soldado, ese mercenario, participó en otras batallas de tierras orientales. No obstante, cuentan de un líder de la legión romana de aspecto oriental que tuvo una gran cantidad de victorias en su haber, pero también se escribió como un oriental ayudó a los cartagineses en su expansión por la zona mediterránea. También se menciona a un oriental en la gran guerra de independencia estadounidense que, liderando un puñado de hombres, tomó una gran responsabilidad en numerosas batallas. Y encontrarás un largo etcétera.
Pero siempre encontrarás lo mismo, un patrón. Los hombres siguen patrones, así su vida es más sencilla y quién mejor para seguir un patrón que alguien que ha vivido milenios. Si tu curiosidad es basta, siempre encontrarás a un hombre de aspecto oriental pero no te atreverías a afirmar su procedencia, un hombre que siempre está en el bando ganador, encontrarás un hombre cuyo pasado es borroso y su futuro después incierto, siempre sale victorioso pero nunca se le ve celebrarlo, siempre estará buscando.

Quizá ese hombre ya no exista, quizá nunca existió y son casualidades, quizá las historias se equivocan y quizá ninguna sea cierta. Pero las afirmaciones llegan hasta nuestros días. Imagina conocerlo. Imagina conocer a un hombre que ha defendido con su vida todas las banderas que existen y han existido. Imagina qué responde cuándo le preguntas "¿qué buscas?".

Larry
Desde la Casa de los Mitos olvidados
Historias Irrelevantes

martes, 7 de agosto de 2012

El Silencio en Sueños

Hubo una época, antes de que el hombre conquistase el mundo, una época en la que los dioses caminaban por la arena de la sabana. Vivían en santuarios y sus sacerdotes adoraban a un ídolo caminante. 
La diosa de la fertilidad era una diosa caprichosa, exigía sacrificios, cultivos, oráculos y vírgenes para sus rituales, sin embargo, era la primera diosa que la humanidad soñó. Los hombres la adoraban por el poder que ella les cedía, gracias a ella eran ricos en vida, el bien que más apreciaban.
Esta diosa no quería pretendiente alguno, se decía que el hombre que se enamorase de ella debía morir, por eso ningún hombre podía verla, sólo las mujeres. Al paso de las generaciones, la diosa se aburría, llevaba trescientos años siendo adorada por la joven humanidad, era la diosa primera y no conocía las aventuras del tiempo ni qué podía ser la eternidad. Abandonó su templo y migró a las montañas en busca de otra vida, no dejaría de existir mientras su imagen siguiese en las mentes de los hombres. Un dios es tan inmortal como mortales son sus creyentes.

Cuentan que esta diosa, la dadora de vida, encontró al otro lado de las montañas al llamado Señor del Silencio. Se cuenta también que este Señor vivía en mitad del desierto en quietud absoluta, no abría los ojos, nunca. La diosa de la fertilidad se enamoró de él nada más verlo, pero él no la quiso, arruinaba su obra. La diosa, enfurecida, volvió al hogar de sus hijos y lo cambió todo. Ella se obsesionó con su amor imposible y decidió seguir su ejemplo, en quietud obró para siempre como la diosa de la fertilidad. El Señor del Silencio se dio cuenta de esto, y pensó que alguien que hubiese alcanzado esa quietud era digno de verle y se lo hizo saber a esta diosa.

Juntos se unieron en uno, al otro lado de las montañas... los hombres nacieron en silencio y vivieron en silencio, por el resto de una era.
Nacieron con el tiempo otros dioses y estos quedaron olvidados, cubiertos por la arena del desierto, pero aún hoy tenemos su regalo... vivimos con ello y su lenguaje lo conocemos. No son palabras, son ideas en su estado más puro y su llamada aún la podemos hacer saber.

¿Nunca probasteis a chasquear la lengua para que alguien dormido deje de hacer ruido y os regale el silencio?


Larry

Desde la Casa de los Mitos olvidados
Historias Irrelevantes

domingo, 5 de agosto de 2012

Te veo cada día


Todavia recuerdo tu mirada… y tu sonrisa… 
La última vez que te vi llevabas pelo corto, castaño. Una mirada radiante y vital, me mirabas con recelo y timidez. Qué mona estabas. Todavía recuerdo tu mirada, esa mirada que compartimos y que recuerdo cada mañana. Tu mirada, Reina de los amores perdidos. Mi Reina. 
Te veo cada día con rostros diferentes pero siempre es igual… siempre te veo y siempre me ves. Ninguno dice nada, ninguno mira hacia atrás y ninguno retrocede, nos cruzamos y nada más. Siempre será igual.

Quizá un día te vea en un sitio menos ajetreado. Quizá me acerque y me recuerdes con una sonrisa. Quizá te invite a un café. Quizá acábasemos empezando una relación y creando un lazo. Quizá seamos los mejores amigos del mundo. 
O, quizá, seas mi persona especial... y yo la tuya.

Pero ya nada de eso importa. Ahora eres una más entre el gentío. Para mí ahora eres un fantasma que me miró haciéndome imaginar la más tierna y conmovedora historia de amor en un segundo. Ahora fuiste la persona a la que más querí en este mundo. Pero te quería por lo que eres, un amor perdido… Siempre fuiste y siempre serás un ‘amor platónico’ que durará un segundo… siempre fuiste y siempre serás una ‘mirada platónica’ que durará toda una vida. 


Quizá un día te agarre por el brazo y entre la multitud te bese salvajemente. Sólo… quizá, mi Reina. 


Anónimo
Desde mis sueños hasta tu pantalla
Historias Irrelevantes

miércoles, 1 de agosto de 2012

Recuerdos de cada mañana



Una vez me dijo una señora mayor que yo era un universo deforme, no sabría deciros por qué lo dijo cuando lo dijo ni cómo lo supo pero tenía razón. Me encontró ella a mí sentada detrás de un árbol en un bosquecito que sobrevivía cerca de mi casa natal, estaba tratando de clavarme una aguja rellena de una mierda que me habían dado unos amigos, o antes eran mis amigos... hasta que trataron de... da igual, eso es otra historia. Ella salió de detrás del tronco como una caja sorpresa lo que hizo que mi mano, bueno, no tuviera mucha precisión, me clavé mal la aguja pero entró lo que sea que tenía dentro y me desmayé. Soñé... soñé con oscuridad, con las palizas de mi padre y con un pez de muchos colores.
Desperté, estaba tumbada y con un trapo húmedo sobre mi frente, recuerdo tener clavada en la espalda una piedra, una bastante dura y afilada. Lo primero que vi fue el cielo abrazado por las ramas de los árboles y acto seguido la cara de la anciana sobre la mía. Tenía una cara terrible, me refiero a que daba miedo, bastante. Me levantó y me preguntó que qué tal me encontraba a lo que respondí "sólo mareada, gracias". Me cogió la cara por las mejillas, acercó su cara a la mía y me miró a los ojos. Estuvo unos segundos que para mí fueron horas o días y de pronto me soltó, caí hacia atrás y me di un cabezazo contra el suelo. Ella se levantó y cogió su bastón. 
Se iba y me dijo, "me das pena, tienes tanto mundo y todo desaprovechado, esos ojos están desaprovechados joven, vive". Vive... el tono, el volumen, la vibración de sus labios y mis tímpanos cuando dijo esa palabra es uno de los recuerdos más nítidos que tengo. Vive... 

El tiempo, ese autor universal, ha sabido dar la razón a la anciana... según fui madurando lo vi, claro como la nieve en las calmas, nítido como una televisión moderna, tenía un mundo enorme que poblar en mi interior. También me fijé en que cada uno somos un mundo... algunos más grande, otros más pequeño, algunos más informe, otros viven en él, algunos saben lo que quieren, otros están más enredados que la caja de las luces de navidad... pero todos tenemos uno. Lo veo en los ojos de la gente, en la mirada... son como una ventana. "Los ojos son la ventana al alma" dicen, yo digo que es al mundo de cada uno. 
Muchas mañanas pienso en esa viejecilla y en su "vive"... creo que he conseguido vivir, ni bien, ni mal, tan sólo vivir mi vida y nada más y ¿sabes qué? Me encanta. 

Suerte
Remuevo un café cada mañana
Historias Irrelevantes

lunes, 30 de julio de 2012

Ese extraño vecino mío



A veces suelo verlos. Esos personajes de cuento ficticio que viven en la realidad. A veces son tan palpables como tú y como yo. Otras... no tanto. En casi cualquier barrio hay un par de tipos solitarios que siempre ves andando, montados en algo, en su mundo. Siempre en su mundo. Como si vivieran dentro del cuento del que salieron. 

En el mío hay uno. Es extraño, nadie se acerca a él y parece que a veces sólo yo soy capaz de verlo... es como una sombra, o algo parecido. Se esconde entre las personas, como cuando preguntas a alguien que dónde escondería un árbol y te dice que en un bosque. Algo parecido. Es especial. 


A veces incluso salgo sólo para ver si le veo. Es curioso. Su cara siempre es de indiferencia, aunque mira con la mirada de alguien que busca algo, algo que no se ve a simple vista. A veces lleva libros y se sienta a leerlos a la vista de todos, pero nadie lo ve, salvo a veces... yo. Escucha música mientras lee y pone caras. Es extraño. Es como si la gente que no le ve no la viese él. Cuando cierra el libro, mira al cielo... casi siempre a las estrellas, suspira, sonríe y se va como vino. De la nada a la nada. ¿Vivirá en algún sitio? Me pregunto siempre eso, eso y ¿existirá realmente o es un espejismo? Siempre que le veo quiero hablar con él, pero no me atrevo y si me armo de valor se va. A lo mejor es cosa del destino, "el chico que nunca pudo ser conocido", o algo así. No sé, el mundo hace que a veces no crea en la casualidad. Después de todo, debe ser de carne y hueso, ¿no? 


Quizá es sólo alguien que no tiene amigos más que sus libros y quiere respirar el aire de la calle. Quizá es un chico normal que le gusta mirar a la estrellas. Quizá quiera llamar la atención de gente especial... gente como él. Creo que se deberían reunir todos estos tipos, se alegrarían bastante ver que hay más como ellos, al final, el ser humano creo que es sociable... que le gusta la familia, una de verdad, ¿sabes? No una de esas que te encuentras en la televisión. Quizá sólo quiera un abrazo, pero es muy tímido con, ya sabes, la gente que le vemos. Un día le vi los ojos y él me observó los míos, sentí como si alguien me desnudase, ¿entiendes? Pero no el cuerpo, o sea, no con deseo, sino que me desnudase el alma, como si me conociera de toda la vida, como un padre o un... ¿hermano? Nadie me miró así nunca más, no sé si eso es bueno o malo o si siquiera me importa que lo sea. 


Un día dejas de verle, se evapora, quizá nunca existió. Tú vida sigue, y un día del año siguiente en una fecha parecida le ves pasear y la apatía se va. No sé, él encierra algo que los demás no hacemos o no creemos hacerlo. Quizá algún día me acerque y le salude... algún día... y tú, ¿viste alguna vez alguien así?


Suerte

Remuevo un café cada mañana

Historias Irrelevantes

domingo, 29 de julio de 2012

Pañuelos de mujer

La conocí en un bar... lejos de cualquier clase de civilización pacífica. Y sobre todo, pulcra. Un bareto de mala muerte como dirían los sibaritas. Cuando entré encontré nada sorprendente; un borracho que se apoyaba babeando en el cristal de la ventana; un par de tipos discutiendo qué equipo de qué deporte le partiría el culo a la madre del otro mientras escupían testosterona, sudor y las babas que les provocaba la cerveza barata; un mar de colillas apagadas en un suelo que parecía rascado con las almorranas de Satanás; la típica camarera canosa, cigarro en mano, con cara de asco y juraría que tenía un cubo en sus pies donde escupía por cada mirada que le echaban, y un par de excrementos de la sociedad más. La vida de la calle, dicen, que es muy dura. ¿La harán ellos dura por su propia resignación? No sé. Aquella noche era un columnista de un periódico local que no le importaba a nadie, buscaba tan sólo una noticia. 

La vi en una esquina... tomaba un café y parecía tranquila en ese ambiente. Tenía un flequillo rojo que le acariciaba la frente, un pelo largo, lacio y negro que colgaba como la cera de las velas en sus hombros, una cara lisa y suave, los ojos claros como la Luna y un piercing en la ceja. Me pareció que si quería una historia allí podía preguntar a ella. Tenía dieciocho años. Me senté enfrente suyo, dejó de mirar a la ventana y me miró con sus grandes ojos con cara de desconfianza, nerviosamente le dije quién era y lo qué hacía, no pareció muy sorprendida y yo parecía un completo estúpido. Al fin, sonrío. Pedí un café cortado y le invité a uno. "Nunca nadie se fijó en mí sin más" me dijo. 
Me fijé que de su cuello colgaba una cruz de plata invertida, tenía marcas de cuchillas en sus muñecas y su cara, aunque alegre, mostraba cierto odio... no supe hacia qué. 

Encontré en ella una voz suave y tímida... sorbió un poco de café y me contó su historia. Parecía que quería deshacerse de su pasado pero a la vez, quería guardarlo en una cajita y llevarlo siempre consigo. Me costó muchas preguntas pero saqué en claro su pasado. Ella vivía en casa de un parado, una ama de casa perezosa, un gamberro de tres al cuarto y un drogadicto. Su padre, no era amable con nadie de la casa y mucho menos con ella por ser una mujer, "débil incluso para una mujer" decía. Su madre dejó de ser un ser humano hace mucho. Sus hermanos, ambos mayores que ella, despojos sociales. Su infancia estaba turbada por muchos problemas emocionales en los que no quiso entrar en detalles. Cuando mencionó a su padre rompió a llorar, me puse a su lado y la di un abrazo. 

Vi unos labios suaves que me decían gracias... movió la cucharilla dentro de su café y siguió hablando. Cuando tenía unos catorce, quince años, estaba llorando en un banco. Se había escapado de casa después de que su padre la pegara y sus hermanos no parasen de reírse. Un chico muy bien vestido se acercó a ella para consolarla, la sonrío y la trató como un caballero. Esa noche perdió la virginidad. 
Pronto entró en la vida de este chico, él era un ferviente creyente de la fe cristiana. La iglesia a la que iba la regía un tipo que dictaba sus propias creencias no las que supuestamente dicta su orden, sin embargo, "hablaba confiado y con energía y eso es más que suficiente para que tenga credibilidad para muchos", eso me dijo ella. Pronto fue presentada a él, la miró de arriba a abajo y cuando le contó sus problemas familiares el hombre insistió en acogerla en su iglesia. El chico parecía encantado. La primera semana fue de las mejores en mucho tiempo, "había encontrado algo especial", me dijo. 

Se mordió el labio de rabia... "hijo de puta" dijo entre dientes en voz de baja mientras miraba por la ventana. Una noche mientras dormía se encendió la luz de su cuarto y vio a aquel hombre en calzoncillos, abusó sexualmente de ella pero sin penetrarla y con el consentimiento de ella, cada vez que lo hacía le regalaba un peluche. Es difícil de comprender para un urbanita como yo, sin embargo, para una chica que sólo encontró algo en su vida en aquel edificio gracias a ese hombre le pareció lo más correcto que podía hacer. Pronto tenía su cuarto lleno de peluches. Cada vez que entraba podía verlos... "a veces incluso los miraba pensando en cuál me regaló por dejarle correrse en mis pechos", decía con tono de asco. Una noche el hombre quiso penetrarla, ella no quería y no quiso nunca. La chica acabó con la nariz rota, la almohada con manchas de sangre... mientras lo recordaba paró un segundo para contener el vómito y no quiso dar más detalles...

Volvió a llorar... se llevó un beso mío en su mejilla y una sonrisa de estúpida comprensión y empatía, aunque me era imposible empatizar con ella. Quiso escapar esa misma noche, pero la puerta estaba atrancada así que rompió la ventana, se tiró desde un segundo piso a una fuente, se torció un tobillo pero consiguió escapar. Desde entonces vivió por este barrio, de vez en cuando se prostituye para poder comer y acudió al desespero varias veces, pero nunca tuvo agallas. Lleva tres años vagando por aquí, siendo un trozo de escoria más por culpa de una vida que ella no pudo elegir. Esa noche hizo el amor por primera vez en su vida. No sé dónde estará ahora, cinco años después, puede que buscando alguna vena que no se haya pinchado, puede que violada y asesinada por deudas que no pueda pagar o puede que le haya ido mejor. La realidad a veces te pega bofetadas, patadas y después da por culo a todo lo que te quedaba. Aún así, seguimos intentando vivir... el ser humano es extraordinariamente gilipollas. 

Ahora que puedo hablar sin tapujos... os diré que las historias tienen un corazón, que son leyendas, realidades ficticias, esto que acabo de relatar ha salido de una cerveza a la una de la mañana en un porche de una casa de verano, pero en algún lugar puede estar mi chica y eso no lo puede negar nadie. Las leyendas tienen un corazón muy real, pero a veces sólo vemos algo frío y objetivo para decir "pobrecillo, al menos yo no estoy tan mal" y alegrarnos para poder vivir en la mentira real que queremos vivir. Pues mira, yo prefiero vivir mi chorrada alocada a la que llamo mi vida

Anónimo
Desde mis jodidos sueños hasta tu pantalla de sibarita
Historias Irrelevantes


viernes, 27 de julio de 2012

La leyenda de la meditación

Cuentan algunas personas del norte de la India que han visto a unos misteriosos tipos. Unos tipos embutidos en sedas granate y verde, unos tipos que emigraban lejos de la ciudad. Cuentan algunos entendidos que son parte de un algo, de una orden, de una religión. Cuentan un par de ancianos sabios que su orden tiene siglos de antigüedad. Y algún oráculo te contará que su creador soñaba con descubrir el mayor secreto que encierra la mente humana. 
Este hombre, heredando las costumbres budistas, emigró a una montaña lejana a su poblado natal a muy temprana edad, él era capaz de debatir a los ancianos sabios en su adolescencia y muchos afirmaron contemplar milagros salidos de sus manos. Se cuenta que no tomó alimento o bebida alguna en su tiempo como ermitaño, que sólo meditó, que su cuerpo ya no era parte de él. 
Hay quien afirma ver su cuerpo sentado en los bajos de una catarata justo debajo del agua, con serenidad, fortaleza y una expresión de vacío en su rostro. 

Si encontraseis a ese oráculo os diría que después de setenta años como ermitaño un día se le vio andar desde un monte hasta un poblado pequeño con el mismo aspecto con el que salió, los campesinos le miraron aturdidos y sorprendidos, él les miraba con una mirada de superioridad y comprensión al mismo tiempo... les dijo "tenéis mucha suerte de soñar como soñáis" y prosiguió su camino. 

Si encuentras a ese oráculo es posible que te diga que la inmortalidad es una maldición.


Larry
Desde la Casa de los Mitos olvidados
Historias Irrelevantes

lunes, 23 de julio de 2012

Edrielle

La rezaban, ¿quién era?

Un artista, un bohemio de hace mucho tiempo, había tirado sus últimas obras a la basura. Había pegado puñetazos a la pared y se sentía vacío, apático. La frustración le recorría el espinazo.
Recorrió su casa mientras apagaba todas las luces, acarició la encimera, colocó los cojines del sofá, desconectó la televisión y por fin se sentó apoyado en la pared de su cuarto para ver por la ventana el cielo. Se mesó la barba, el color le había abandonado, la creatividad no estaba de su lado y la imaginación se había largado.
Una vez más, frustrado. No quiso ser un genio, no quiso sorprender, no quiso dinero, no quiso crecer. Vivió según le dictó su esencia.

A veces, los caminos del destino son misteriosos, cómo nos cruza y vuelve hacer andar lo andado, cómo nos muestran varios caminos que acaban como afluentes en el mismo o cómo nos pone niebla a cada paso que damos.

A veces, vemos como la vida se empieza a convertir en un drama de lo absurdo cuya única respuesta es reír. Tendemos a fingirlo todo para darle sabor a la sopa en la que nos encontramos y que la vida sea más llevadera. Pero, ¿y si no fingimos? ¿Y si es verdad? ¿Y si es verdad que aquella noche, a aquel artista, su creatividad se esfumase, se apagase, dejando a un ser gris y hueco en el rincón de su propia cárcel?

Ese mismo tipo subió a su tejado, un tejado simple, el del típico edificio de pisos, un bosque de piedras y antenas desde el que ver los tejados vecinos. El artista se apoyó en la pared, tosió un par de veces, miró a la Luna y allí se quedó... ¿esperando una respuesta quizás? ¿Esperando un milagro?
La Luna es suya propia, es caprichosa y a veces nos concede lo que queremos, si es de verdad lo que amamos.
El hombre puso un pie en lo alto del muro, después el otro, erguido contempló la ciudad delante suyo, aspiró bien un último pedazo del aire que vería en su vida, miró al cielo, volvió a hinchar los pulmones, expandió sus brazos todo lo que pudo, cerró los ojos, sus cejas temblequearon y una última mueca de terror inundó la cara del pobre artista... sintió que el viento le besaba y abrazaba, momentos más tarde calló por siempre en las frías y ahora sangrientas baldosas de la calle...
Frío, sudor frío, temblores, el suelo se siente más frío que nunca pero no sabe si es él o es el propio suelo, va al baño, se mira al espejo y se ve pálido, muerto. Un mal sueño. Su mano va a sus ojos que acaricia entrecerrados mientras vuelve a la cama, de camino ve unos cuadros en su basura, se mesa la barba y saca un par. Los pone en sus caballetes y saca sus pinturas. No durmió esa noche. Nunca más volvió a acostarse sin sonreír.

Los atlantes la rezaban, la diosa oculta, la diosa que besa con la imaginación, Edrielle del este... 

Anónimo
Desde mis sueños a tu pantalla
Historias Irrelevantes