jueves, 16 de agosto de 2012

Cambio


Las botas de cuero le rozaban al caminar por las altas hierbas de los países encantados de árboles colgantes y suelos pertrechados con la más fina arcilla de todo el lado oeste de los mares calientes. Apartó hojas de su cara, apartó lianas, ramas, liendres y aires sospechosos de colores inusuales. La maleza era inmensa y la densidad vegetal cegaba alrededor como una niebla clara, clara como los árboles que la rodeaban, árboles brillantes de troncos claros y translúcidos.
Daba más pasos y no hacía más que encontrar más bosque, "un lugar infinito del que no se puede escapar", eso la dijeron. "No entres" la advirtieron. Pero los sueños son muy poderosos en la gente inocente y propietaria de sí mismos.
Apretó el colgante de fino cristal con la mano y comenzó a andar con los ojos cerrados imaginando una puerta, la misma, una y otra y otra vez. Una puerta gris, desigual, grande y de piedra y de pronto se cayó al suelo, estaba delante de la puerta... temblorosa agarró el picaporte y empujó una puerta sin pared, y vio un horizonte, un horizonte naranja con un cielo azul fuerte lleno de manchas con forma de nube. Dio un pasó hacia dentro, cerró la puerta y miró detrás de ella.

Corrió, corrió mucho detrás de la puerta, sentía cada paso, lo sentía en su sangre que subía rápidamente desde la planta dolorida del pie hasta el cerebro, no le importaba. Apretaba los dientes para aguantar el cansancio, no le importaba. El sudor le hacía tambalearse y se le metía en los ojos, pero no le importaba. Corría hacia aquello que siempre quiso y a por lo que vino hasta estas alejadas y mágicas tierras. No comprendía el valor del camino, por lo que su objetivo cada vez estaba más y más lejos mientras corría hacia él. Hasta que se sintió desplomarse y el polvo acariciando su cara.

Lejos, muy lejos estaba aún su sueño. Parecía rendirse, pero decidió andar, anduvo durante dos noches, no sentía hambre y no sentía sed, pero se sentía pesada así que decidió caminar desnuda.
Poco a poco se fue acercando hasta que llegó.

Con ilusiones en los ojos contempló un majestuoso edificio delante suyo, de piedra, lleno de detalles, columnas, mármol, estatuas sin nombre ni rostro. Sólo se distinguían dos cosas, un rosetón y un portón. Lentamente abrió el portón... vio un juego de luces precioso que apuntaba desde las ventanas laterales hasta el centro de la sala pintada de adoquines negros y blancos y columnas de alturas infinitas. En el centro, los sueños de una pequeña chica que corrió mucho hasta encontrarlos, los sueños de cambio.
Nada es eterno, ni la propia eternidad será eterna.
Todo lo que comienza tiene que tener un fin, el destino sólo dura mientras dure la realidad, la muerte sólo es eterna mientras haya vida, el espacio no tendrá fin hasta que se agote el tiempo. Así como la realidad será eterna hasta que desaparezcan los sueños.

Se acercó poco a poco, dentro de aquel lugar no había sonido, ella andaba en silencio con sus ojos clavados en su sueño: el cambio.
Se sentía sola en mares oníricos de soledad y horror, la realidad no era mejor, después de ser traicionada por su familia y más tarde de ser vendida tres veces ser violada sus sueños se volvieron mucho peores. El mundo consideraba su propia existencia un insulto. El ser inmortal incapaz de morir, incapaz de vivir, incapaz de existir e incapaz de soñar. Ese era ella. No pudo amar y nunca la amaron. No le quedaba nada por ver ni nada por sentir.

Toda su vida pasó en un soplido y una lágrima cayó sobre su mano al estirarla y ver el cambio. Tornó la cabeza hacia los dos lados y extendió la mano. Tocó el cambio y ella comenzó a desaparecer, poco a poco, brillaba y flotaba, desde la mano hasta la cabeza y los pies, se iba haciendo añicos, desintegrándose en luz, en mariposas, en montañas, ríos, nubes, leones, ciudades, gorros, árboles y petunias. Comenzaba a flotar y entrar en trance, desaparecía de la realidad, los sueños y se desataba del destino, con una sonrisa.
Cuando no quedó nada de ella, el cambio devoró su pedestal, poco a poco y cuando toco la primera baldosa se extendió fugazmente hasta alcanzar la puerta, al borrarla, comenzó a borrar el suelo del horizonte rojo al llegar al infinito comenzó a devorar el cielo, y las nubes, todo. Pronto todo fue una puerta en la nada más absoluta. Allí espera vuestra condena. En el bosque que nadie debería entrar, una puerta, la puerta invisible, una simple puerta de piedra que guarda en su interior el cambio. Seres de la realidad y los sueños que vivís según vuestra esencia, esperad a que se abra... esperad el cambio, el cambio de todo, el cambio de nada, el cambio absoluto que no puede ser parado y no puede ser ignorado.

Todos llevamos dentro esa puerta, ninguno se atreve a abrirla... fingimos que no existe pero en el fondo, sabemos que está allí, aguardando... la puerta que guarda todos los secretos, la puerta que guarda todas las preguntas, la puerta que hará que seamos todo y nada... por siempre, en un enlace infinito y verdaderamente eterno, el cambio.

Anónimo
Desde mis sueños hasta tu pantalla
Historias Irrelevantes

3 comentarios:

  1. Lástima que Anónimo no relea sus textos antes de publicarlos. Encontraría frases corregidas a la mitad, varios leísmos y faltas. Y pertrechado no se usa así.
    Un buen texto sin corregir es como una chica sin asear. Moléstese un poco.

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    1. Gracias por la crítica y perdona que esté descuidado, los escribo del tirón según llega y depende de la hora en la que lo escriba lo arreglo o no. Aún así, ¿qué te parece la historia?

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    2. Me gusta. Ahora me pregunto si quiero encontrar mi puerta.

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