Una vez me dijo una señora mayor que yo era un universo deforme, no sabría deciros por qué lo dijo cuando lo dijo ni cómo lo supo pero tenía razón. Me encontró ella a mí sentada detrás de un árbol en un bosquecito que sobrevivía cerca de mi casa natal, estaba tratando de clavarme una aguja rellena de una mierda que me habían dado unos amigos, o antes eran mis amigos... hasta que trataron de... da igual, eso es otra historia. Ella salió de detrás del tronco como una caja sorpresa lo que hizo que mi mano, bueno, no tuviera mucha precisión, me clavé mal la aguja pero entró lo que sea que tenía dentro y me desmayé. Soñé... soñé con oscuridad, con las palizas de mi padre y con un pez de muchos colores.
El tiempo, ese autor
universal, ha sabido dar la razón a la anciana... según fui madurando lo vi,
claro como la nieve en las calmas, nítido como una televisión moderna, tenía un
mundo enorme que poblar en mi interior. También me fijé en que cada uno somos un
mundo... algunos más grande, otros más pequeño, algunos más informe, otros
viven en él, algunos saben lo que quieren, otros están más enredados que la
caja de las luces de navidad... pero todos tenemos uno. Lo veo en los ojos de
la gente, en la mirada... son como una ventana. "Los ojos son la ventana
al alma" dicen, yo digo que es al mundo de cada uno.
Suerte
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