domingo, 21 de julio de 2013

Equivocaciones en piedra

"Dios ha muerto" dijo un tipo con bigote no hará demasiado tiempo. Hará un poco más de tiempo unos tipos con utensilios cotidianos y actitud enfadada incendiaron las propiedades y cortaron las cabezas de unos tipos con pelucas muy grandes que, por alguna razón, pensaban que eran de mejor gusto que los sombreros de copa. Un poco de tiempo aún más atrás un señor convenció a una pareja de millonarios para que les regalase tres barcos y así poder ir a pedir sal a sus vecinos que, de lejos que estaban, se les habían rasgado los ojos. Si nos remontamos aún más encontramos a un tipo de semblante idóneo para monedas que estableció las hojas como la corona de mejor porte y gusto, la falda la prenda más cómoda y ver comer a bestias de cuatro patas el mejor espectáculo. Bastante lejos ya de nuestro punto de partida encontramos a un tipo que colgaron a un poste por decir que, para variar, todo sería mejor si fuéramos agradables con los demás. 


Poca historia sé yo. La verdad. La justa y necesaria para saber de qué se habla o de cuándo es la persona que está ahí enterrada. 
No sé de cuándo soy yo, los años no los cuento, tan sólo los vivo, y cuando estaba vivo tampoco me enteraba muy bien de qué pasaba a mi alrededor. "Si no me toca no es mi problema" solía decir. Tengo dos cosas claras, no he conocido ni al señor que colgaron de un poste ni al señor con bigote. 
Últimamente viene gente por la noche al cementerio, es primavera, hace bueno, hay tumbas y se está en silencio. Hay raritos a los que ese ambiente les gusta, sólo hay que mirarme a mí, por eso no les espantó. Mi vida me enseñó que ser hipócrita es primero humano y segundo estúpido. Aunque creo que las dos enseñanzas están ligadas de alguna forma. 
Muchas de estas personas se creen que hacen "ritos", se creen que "hablan" con los muertos. No saben absolutamente nada pero son felices, no soy quién para borrarles el sueño. Quiero decir, los muertos de mi cementerio están muertos. Idos. No están. Y de estar, ¿de verdad creen que una señora que murió hace un siglo quiere hablar con estos ciberpunks extraños? No lo creo, no conociendo a todos los que aquí están enterrados. 
La magia se ha tomado a la ligera y ahora quieren traerla de nuevo como si fuese ir a un mercado y comprar un bote lleno de ella, te la echas en la comida y abra cadabra pata de cabra tienes poderes sobrenaturales. No, no funciona así. Pero, oye, ellos sabrán lo que hacen. 

Me gustaría poder salir de mi cementerio en vez de estar en él atrapado. No me gustaría no volver, sólo salir y comprobar si sigue habiendo brujos, magos, chamanes y sacerdotisas como los había cuando perdí mi cuerpo. 
Los latidos de mi corazón me lo recuerdan cada noche. 

Hoy voy a espantar a quien venga. Creo que soy una especie de leyenda urbana para los que no son del pueblo. ¡Es divertido serlo, creanme! Porque sabes con certeza que aún hoy se sigue soñando con la fantasía de lo imposible. 

Reflexiones nocturnas del Enterrador de Latón
Historias Irrelevantes

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