jueves, 7 de noviembre de 2013

Revelaciones de un pasado que nunca fue vivido


Mismo edificio. Las paredes a medio pintar, los ladrillos olvidados. La misma puerta verde de madera carcomida. La abro y encuentro la oscuridad que esperaba, los adoquines medio rotos del suelo me dicen que estoy en el lugar correcto... me acerco a los buzones y leo el nombre que figura en el cuarto piso. Allí voy. Allí es donde empezó todo, he de arrancarlo de raíz.

28 de junio de 1983
Hoy ha sido un día tremendo. Comencé mis investigaciones sobre la magia y el esoterismo. Soy el único loco de esta ciudad interesado en estas cosas, o lo que es en otras palabras, tengo todo el conocimiento de La Ciudad a mi alcance. Estos monos ignorantes que luchan por llegar a la siguiente noche no saben sobre qué tesoro viven, qué oro respiran ni qué poder aguarda en aquellos que han nacido aquí. 

Subo varios de los escalones... resuenan, no me gusta que resuenen, no los recordaba así. La barandilla está astillada y en algunos cachos está arrancada de cuajo. Uno de los escalones está hundido y hay marcas de enormes garras en la pared. No es un panorama agradable, sé que hice mal y qué he causado muchos problemas pero no por ello voy a echarme atrás ahora. Cuando no puedes hacer lo correcto al menos has de hacer lo menos incorrecto.

5 de noviembre de 1987
En los últimos días he avanzado mucho en mis investigaciones. He conseguido muestras frescas, el señor "Freeze", como se hace llamar, me debía unos cuantos favores y es él quien controla el banco de sangre y de donativos de órganos. En los hospitales hay más corrupción de la que imaginaba, en cuanto tienen la oportunidad de conseguir órganos frescos sus ojos se iluminan y sus siniestras garras son capaces de todo por obtenerlos.
En fin, gracias a esa corrupción interna mis experimentos son mucho más precisos y poco a poco me voy acercando a la Verdad de todo esto. Quiénes somos, qué somos y a dónde vamos. Las preguntas más importantes de la humanidad por fin serán respondidas. 


Ah... el segundo piso... lo echaba de menos, aquí pasé varias de mis noches con aquella chica del pelo rosa. Una buena mujer, me gustaría haber sido capaz de cuidar de nuestra hija pero no, mi trabajo era más importante. Mi... hija... ¿Qué habrá sido de ella? ¿Me atrevo a entrar? Toco el picaporte poco a poco pero algo me impide abrir esa puerta. No tengo derecho, no. No tengo derecho a la redención.
Sigo mi camino hacia el cuarto piso.

13 de enero de 1989
He conseguido varios éxitos. Éxitos relativos, prueban que mi teoría es posible pero no que sea cierta y mucho menos que sea la Verdad. El piso comienza a oler mal y he decidido pasar las noches en el segundo, una chica de pelo rosa me deja quedarme siempre que le traiga algo de droga o medicinas, según la noche. Nada difícil de crear para mí. He forrado todas las ventanas de mi piso para que nadie pueda ver lo que se esconde ahí dentro, no hay que llamar la atención con estas cosas. 

Escalón a escalón llego. Me apoyo en la pared para no caerme entre tanta penumbra y noto la pared húmeda. Llueve fuera y el edificio es antiguo, es normal que esté así. Veo como la luz de la calle se cuela por algunas de las grietas y las ventanas de los rellanos. Asciendo.
Responsabilidades y deberes, siempre han sido mi punto flaco, no me gustan, no puedo con ellos, son superiores a mí. Supongo que siempre fui el mismo tipo débil que quiso ser algo en este mundo. No lo sé.

16 de agosto de 1991
He logrado mi primer milagro, todo el piso comenzó a tambalearse y la misma realidad se dobló sobre sí misma. Y de entre todo un ser de aspecto oscuro me saludó y me advirtió de lo que estaba haciendo. Le grité que lo que hago es ciencia. Parecía saber más que yo de la manera que un padre sabe más que su hijo de tres años. 
Ha sido una experiencia un tanto extraña. Aún me tiembla el pulso y de vez en cuando me dan flashes, todo se ilumina y me pitan los oídos mientras me entra un dolor de cabeza muy punzante y muy agudo. A veces pienso que es por haber logrado ver algo que mi cerebro no lo puede concebir como real, se atasca y duele. Otras pienso que esto es una tontería, y que todo saldrá bien, que sólo ha sido mi imaginación y que el experimento me ha producido alguna clase de migraña. 
En otro orden de cosas, Susana comienza a tener dolores, espero que nuestro hijo no sea prematuro y tenga alguna complicación extraña.

Llegué al cuarto piso. Voy por el hueco de la derecha y me encuentro con mi puerta y con la de mis dos vecinos. ¿Tengo el valor de acabar con esto? No. Pero he de hacerlo. Piso fuerte, las tablas chirrían y toco el picaporte. Saco la llave del bolsillo de mi chaqueta y la introduzco... siento como la realidad se tambalea, como el tejido del mundo chirría y me asusta.

18 de mayo de 1994
Hoy es la noche en la que lo lograré. El Barquero me lo ha advertido innumerables veces, "la Verdad duele", "la Verdad no es para ti". No me importa el dolor... sin Susana ya no tengo nada que perder. Sólo espero que mi hija no me llegue a conocer nunca. 
Hoy es el día, hoy por fin lograré lo imposible. Hoy conoceré la vida, la libertad, la realidad y qué es este mundo; todas las dimensiones, universos y demás forman parte de un todo colosal, "algo que una mente humana no puede asimilar" pero hoy yo lo conseguiré, hoy yo lograré llegar a un estado pandimensional y perinteligente. 
Es el momento exacto, noche sin estrellas ni Luna, es el lugar exacto, la coordenada justa del punto donde todo comenzó. 

Entro en el piso. Sí... este vacío lo recuerdo. El piso se ve igual que siempre pero más abandonado, hay sangre por el suelo, las paredes están corroídas, hay telarañas por todas partes y los muebles están recubiertos del mismo plástico de siempre. Sólo al pisarlo siento todo el vacío que esta ciudad lleva consigo, en el centro del piso está, cómo no... El Barquero. Sólo escucho sus alas. Me está mirando con sus ojos oscuros ojos, no necesita hablarme, después de tanto tiempo ha esperado mi regreso y por fin estoy aquí. Sólo lo veo levantarse. Sé qué dirá, sé qué piensa. Me lo ahorro. Grito que estoy aquí. Grito que vengo a resolver esto. El Barquero de pronto está por todas partes y en ninguna a la vez, siento su aliento en mi boca, también está en mí. Sé qué he de hacer, grito. Vengo a ofrecerme como sacrificio. Vengo a salvar a esta ciudad del vacío. Vengo a ofrecerme como sacrificio para conservarla para siempre. Te ofrezco esta pesadilla de la que soy responsable. Tómala y haz que sirva de lección a toda la necia humanidad... Toma mi vida y bórrala, suprímela, elimínala. Haz lo que debas hacer. Cumplí mi parte del trato, he vuelto, ahora cumple la tuya, resuelve esto.

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