domingo, 23 de marzo de 2014

De cómo Uranio Kopaki recibió su nombre

Los mitos de Uranio Kopaki son extensos ya que el mismo bardo que los escribía era prolífico y sentía un profundo interés por este personaje, es por eso que gracias a él y al escriba que conoció en sus últimos días que tenemos tanta y tan detallada información sobre este mito.

Todo esta historia comienza con un viajero de capas raídas y sin sombrero. Su cabello era corto al igual que su perilla. Era un vagabundo que nunca mendigó. Portaba consigo un libro en blanco, una llave rugosa y antigua y una cartera llena de máscaras. Iba de lugar en lugar, explorando, ayudando e iluminando a quienes estaban en niebla con sus ojos negros. Se cuenta que allá a donde iba dos cuervos le asistían. El primero era malhumorado y enérgico y el segundo calmado y erguido, uno miraba siempre desde su lado izquierdo y el último desde su lado derecho, otros relatos cuentan que eran tuertos y por eso miraban de ese modo.

El relato original prosigue con su llegada a un pueblo desértico. Este pueblo era un lugar costero habitado por cuerpos no muertos pero tampoco vivos, meras carcasas, recuerdos de la humanidad. El viajero intentó hablar con ellos pero todos rehusaban de sus palabras, le ignoraban como si fuera él el fantasma. Frustrado y agotado por sus varios días de camino por los caminos pedregosos de La Gran Llanura decidió quedarse allí un tiempo, en silencio.
Entonces sus dos cuervos una noche sin Luna comenzaron a gritar, "algo viene, algo viene", el viajero despertó y contempló el vacío cósmico del cielo, lo tomó como una señal de buena suerte y abrió su libro el cual ahora estaba escrito por la mano de una mujer que relataba su historia. Esta mujer había tenido una vida triste y traumática, aún así el libro también relataba cómo dentro de poco ambos se conocerían en una cafetería y que ella entonces le relataría su historia de sus mismos labios. Al cabo de dos noches el viajero amaneció cerca de un local en el que una chica de flequillo rojo y pelo negro, de depresivo y joven rostro, de ojos color Luna y un piercing en la ceja izquierda, removía un café. Él se sentó y ella comenzó su relato a través de sus labios negros y su voz tímida pero sobrenatural. Aquella noche ambos hacen el amor en la casa del viajero y durante el acto se besan, ese beso hace que ella pierda su cuerpo y él la sienta dentro de sí mismo mientras contempla como el cuerpo de la chica se desvanece entre sus brazos. Cae en un profundo sueño que dura dos días y dos noches. Cuando despierta toma un almuerzo temprano y monta en bicicleta por el pueblo fantasma hasta que escucha la voz de la chica; él, sorprendido, se da cuenta de que viene de dentro sí mismo. La chica le cuenta que es Tiji, la Suerte en las encrucijadas, y ha sido él quien le dio color para poder nacer en este mundo y que, por tanto, por su palabra, será recompensado "cuando el cielo caiga y sus puertas se abran". Él lo toma como profecía y se desentiende un poco del asunto pero no podrá dejar de pensarlo.
Los próximos días los pasará debatiendo el espacio de su interior, sobre dónde estaba ella y dónde empezaba él. Los siguientes días Tiji le dará mensajes oraculares, se conservan pocos en el cuento original pero se aún así se recoge el que nombran como el más importante "Y tú viajero no temerás más, pues tendrás tu nombre pero yo no lo pronunciaré, será el cielo que te verá oscuro y majestuoso".
Después de estos días su voz desaparece y él no puede encontrar a Tiji en ninguna parte de su ser ni de la realidad. Pregunta a sus cuervos que no saben qué responder y luego a los cielos hallando la misma suerte.
Cuando la Luna vuelve a desaparecer escucha en su interior los latidos de otra consciencia y tiene una visión de una puerta de madera verde en medio de una oscuridad total, está en una pared inmensa y la única luz que hay es una pequeña lámpara de luz verde sobre la puerta. Intenta abrir su picaporte dorado pero es incapaz. En ese momento tiene la idea de hacerse pequeño para entrar por la cerradura y eso hace. La puerta da a un pasillo largo y blanco con "dos cruces que no van a ningún sitio", al final están los aposentos de Tiji que le recompensa por haberla encontrado. Le entrega una pluma negra con la que escribirá sueños y le susurra su nombre, pero él despierta y no lo recuerda.

La noche de las perseidas el viajero se acerca a la playa. Entierra su cabeza en la arena y acude a los astros fugaces en busca de consejo, en busca de guía, "o algo". Entonces de sus ojos comienzan a brotar lágrimas sin que él cambie el semblante y ve, asombrado, como las estrellas sin moverse emiten luz y forman "dos vastos portones, tan grandes y eternos que cubren todo el cielo y más allá, tan grandes que no hay criatura que los pudiese ver enteros". Estos portones siempre estuvieron ahí pero no pudo verlos hasta que se paró a mirar. Aquí un mito parecido a otros más antiguos creados para fomentar la contemplación y la quietud entre los guerreros y aquellos que descarriaban en su vida. Los portones entonces se abren lentamente y emiten una luz cegadora que inducen al viajero a dormir profundamente pero sin soñar. Cuando éste despierta está amaneciendo. "La playa es lisa, gris, infinita, vacía, un desierto entre desiertos, el final y el principio de dos mundos. El mar está profundamente calmado, refleja como espejo no como agua, acaricia la arena. No hay apenas brisa marina. El Sol nace entre dos montañas, brumoso, abrazando poco a poco a la noche. El cielo de colores magentas, azules, naranjas, morados y oscuros está en una encrucijada entre el día y la noche. Sol y Luna se abrazan cada uno desde su reino y las estrellas brillan en ambos mundos". El viajero entonces comprende que lo conoce todo, que vive y cómo es realmente el universo, pero no lo sabe, y también que su vida no será más que recordar lo que conoce pues ya "no hay nada más allá del Todo". Entonces sabe que el universo lo ha bautizado Uranio Kopaki, el Dador de Color, el portador de las plumas negras y el de los ojos desiguales, "maldita es su locura y bendita su cordura, desde hoy es Uranio Kopaki, portador de caminos, puertas y preguntas; ahora es su don que jamás podrá pisar camino alguno y jamás podrá atravesar ningún arco que él mismo no haya esculpido". Y así el viajero ganó su nombre Uranio Kopaki y desde aquí comienzan las aventuras que le acontecen.

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2 comentarios:

  1. Se te dan bien las palabras, ojalá pudieras regalarme un puñado de ellas, porque después de leer me quedo con ganas de comentar pero no encuentro palabras que decir...

    Oh, espera... ¡acabo de hacerlo! 8D

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    1. Tan sólo aprecialas y valoralas por lo que son y de dónde vienen. Son más antiguas que tú, más poderosas que tú y recuerda que tú las necesitas, ellas a ti no. Llévate bien con ellas y compréndelas y entonces todo el resto es como nada

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