miércoles, 1 de abril de 2015

Sir Lionel y su microcosmos



              Nuestro mundo oculta muchísimas historias, algunos secretos e incontables relatos. En sótanos, estanterías, salones, debajo de los cojines del sofá, en el doble fondo del armario del abuelo…
Esta es una de esas historias.

Comienza con la historia del longevo sir Lionel. Sir Lionel tenía la friolera de mil trescientos y muchos años, dejó de contarlos hace mucho tiempo porque no se para a contar esas banalidades. Sir Lionel el eterno. Cualquiera que tenga más de un siglo se hace sabio, pero quien tiene más de un milenio de antigüedad(ya no podemos hablar de edad, claro) es alguien que, como mínimo, ha visto mucho.
Sir Lionel vive en su retirada finca en los pastos del Reino Unido, a salvo del mundo y del ruido. Lejos de censos, mortales e impuestos. En ella guarda tesoros de muchas de sus aventuras como un pedazo de la famosa arca perdida, un ojo de algo que no se atreve a decir su nombre, un libro firmado con una M. en letras doradas, una pluma de hipogrifo… aunque la más extraña de sus piezas es, sin duda, una extraña esfera de aspecto cristalino. Esta esfera es muy especial ya que contiene todo un universo en su interior. Sir Lionel lo sabe y la protege en el centro de su gran biblioteca donde se pasa los días leyendo y las tardes rellenando crucigramas.
Pero un día se le cayó el té encima del sobresalto que le causo escuchar hablar a aquella esfera:

-¡¿Hola?! ¡¿Hay algo ahí dentro?!

Sir Lionel se cogía el pecho con la mano mientras se recolocaba sus pequeñas y redondas gafas. La voz era masculina y juvenil.

-Hmmm…. ¿Qué será esta bola?

Se levantó y comenzó, con cuidado, con cautela, a caminar hacia la esfera mágica.  

-¿Y si la agito?

Una gota de sudor frío le recorrió la ceja y gritó:

-¡Detente!
-¿Eh? ¿Quién anda ahí? ¡Salid de vuestro escondrijo!
-¿Qué…?
-¡Ah! ¡La voz viene de la bola! ¿Qué eres, bola? ¿Un fantasma? ¿Un genio?
-¡No, imbécil! ¿Acaso no sabes lo que tienes en la mano?
-¿Eh? No. ¿Qué es?
Sir Lionel se atusó el bigote, recolocó el traje y con su voz sabia pero anciana comenzó a contar.
-Lo que tienes en tus manos es un microcosmos.
-¿Un... qué?
-Guarda silencio, joven, escucha. Esa esfera es lo que llegamos a denominar un microcosmos, es decir, todo un universo en miniatura. Esa esfera contiene todo lo que fue, todo lo que es y todo lo que será mi universo. Cada estrella, cada agujero negro, cada recuerdo, cada asteroide, beso, dragón y cuento. Todo está dentro de esa bola.
-Entonces si la destruyo destruiré un universo.
-Destruirás dos universos. Piénsalo antes de intentar nada.
-¿Cómo…?
-Mi universo contiene una esfera similar, joven…
-Thomas Wallace, señor.
-Mi nombre es Sir Lionel de Britania, encantado. Como iba diciendo, poseo en estos instantes, en mi mano, una esfera similar a la suya que contiene su universo. Todo lo que ve, escucha y siente lo mantengo yo en mi mano ahora mismo. De destruir mi universo destruiría esta esfera y por tanto destruiría su propio universo. Es algo que no le conviene, señor Wallace.
-Entiendo… ¿Y qué podemos hacer?
-Usted me ha puesto en una encrucijada. Verá, cuando mis compañeros y yo encontramos esta esfera se me invitó a mí a custodiarla pues yo soy eterno. Llevo más de mil años guardándola y protegiéndola de múltiples peligros pero creo que usted, señor Wallace, no corre la misma suerte que un servidor. ¿Me equivoco?
-Per… perdone, esto es muy confuso. O sea. ¿Tienes más de mil años? ¿Cómo…? ¡No! Yo soy… eh, normal, sí. Un arqueólogo. Nada más.
-Y cree que aquellos a los que sirve harán buen uso de este microcosmos.
-Lo dudo.
-Entiendo… ¡Podríamos intentar tantas cosas! Y todas serían un fracaso estrepitoso. Desde que su linaje se dedique a custodiarla como que la esconda por siempre en un agujero.
-¿Y si la lanzase al espacio?
-¿Está usted loco?
-Es… el… sh-shock. Perdone. Son muchas cosas juntas. Joder, un hombre milenario, una esfera que habla, un universo en mi mano. ¡Son muchas cosas! ¡No puede esperar que me lo tome con calma y frialdad!
-Cálmese. Déjeme pensar. De momento no hable con nadie de este incidente y proteja la esfera con secretismo y recelo. ¿Lo hará?
-Lo… in-intentaré.
-Gracias.

Días más tarde el plan de sir Lionel comenzó. El señor Thomas Wallace mostraría esa esfera en la más importante organización internacional y en ella sir Lionel expondría el problema. Al principio las naciones se mostraron, como era de esperar, egoístas, y todas querían la preciada bola. Poseer un universo, ¿hay algo más ambicioso? Pero sir Lionel ya lo tenía pensado, era un hombre que había visto reinados nacer y morir, estaba harto de la política pero la entendía. Sir Lionel, sin dar su identidad en ningún momento, claro, les explicó que él era el poseedor del universo en el que vivían y que como tal exigía la protección de todo aquello que poseía.
Los mandatarios al principio no lo vieron claro pero aunaron fuerzas tras unas escaramuzas y guerras menores. Todo estaba calculado.
El mundo del señor Wallace prosperó pues todos tenían un objetivo común, simple, pero al fin y al cabo común. Proteger el universo. Siglos más tardes ese mundo habría desarrollado lo inimaginable y había alcanzado un estado de iluminación que sólo los más atrevidos se atreven a soñar. Pero este gran avance tiene un precio, que sir Lionel siga escondiendo la esfera por siempre. En otras palabras, que el mundo de sir Lionel siga siendo el que es para que el mundo del señor Wallace prospere.


Es un secreto. Como tantas otras historias. Un sacrificio que nadie sabe que está cometiendo...  O no. Al fin y al cabo es una historia. Y un secreto, así que…. Sssshhh.





1 comentario:

  1. curioso. ¡ña! curioso. leerte siempre supone que giren un par de grados las cosas de la cabeza.

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