domingo, 8 de diciembre de 2013

La noche de una escritora llamada Lavanda

Selecciono todo... Borrar. Qué jodido se me hace a veces escribir. Hay días que no sale nada, nada de nada, y llevo ya una semana así. Me dice mi pareja que qué tal voy, si acabaré a tiempo la novela. Joder, no, no creo. Respondo. Estas noches mi cenicero ha estado lleno de cigarrillos apagados, y un par de porros en el de al lado. Y nada, ni las tazas de café, ni las cervezas me han dado una buena historia. ¡Qué le vamos a hacer! Esta tarde me compré una extraña mano carmesí, creo que da buena suerte o algo de eso, parece hindú o de un buda o algo. Gilipolleces de esas, pero estaba muy barata... En qué pienso... Uno tras otro, pensamientos que no sirven de nada. Apago la tele, apago la luz, me quito el portátil de encima, me tumbo, me tapo, me duermo. Nunca logro hacer lo último cuando quiero. ¿Podrá alguien? 


. . .


"El vagón del metro se paró a los pies de Betty, su pelo del color del fuego lo llevaba escondido bajo un oscuro gorro de lana, debía pasar desapercibida. La noche no perdona a nadie porque la noche no juzga. Coge uno de los primeros asientos que ve, sabe que no ha de fiarse de ninguno de los seres que la acompañan en el viejo vagón. Son las tres de la mañana y espera que no haya imprevistos o su cita puede arruinarse en un chasquido de dedos. 
Los pálidos la miran sin disimulo alguno desde el otro extremo. Uno de ellos se levanta y el resto le siguen, llevan chupas de cuero con pinchos en las hombreras y andan con ese aire que tienen los matones de patio, Betty sabe que van a por ella, ¿demasiado colorete? Uno de ellos se apoya en la barra que tiene Betty encima de la cabeza y el resto la rodean. 
-Vaya, vaya. Un ratoncito perdido en nuestro territorio... 
-No me queréis hacer enfadar. 
-¿Habéis oído chicos? -el resto se ríe abiertamente, todo el vagón los mira- ¿Que no te enfademos? ¿Y qué harás?
Betty se levanta y lo coge del cuello, habla con su voz aunque son todas sus voces al mismo tiempo. 
-Hoy no tengo tiempo para juegos, pálido, vuelve con tu luna a cazar mortales, este no es tu lugar. 
Al soltar su cuello éste comienza a soltar vapor, arde, está quemado y el pálido cae al suelo al instante, es cierto que no sabe con quién se mete, esa noche no comerá. Todo el vagón está en tensión, ninguno espera ver a..."


. . .


Joder, ya he perdido el hilo. ¿Qué coño era Betty? ¿Una parca? ¿Una bruja? ¿Una vaca? Sí, Betty la vaca, muy original. Sí, señor, la vaca mística del fuego que anunciará el apocalipsis viaja en metro a las tres de la mañana. Me estoy luciendo. 


. . .


"Todo el vagón está en tensión, ninguno espera ver a una de las Responsables esta noche. Todos tuercen la cabeza a un lado y hacen como que no han visto nada, los pálidos se apresuran a irse en la siguiente parada y miran hacia atrás resignados y con su delicado orgullo hecho un amasijo de juguetes rotos. 
Diez minutos más tarde Betty llega a su parada. A la salida la espera un gran hombre negro muy bien trajeado, con guantes blancos y una gorra de chófer. 
-No esperaba que una entidad como usted cogiese el transporte público, pero aquí estoy tal y como acordamos, no es terreno de ninguno. Haga su oferta. 
Betty lo mira de arriba a abajo, algo nerviosa, pero recuerda que las ha pasado peores últimamente como para titubear ahora. Saca de su vieja bolsa algo envuelto siete veces. El chófer lo desenvuelve con cuidado, a pesar del olor a sangre reseca está contento. Pide a Betty que la acompañe para recoger lo que ha comprado. 
-Es viejo, lo sé, pero vale la pena. ¿Estás segura de que quieres hacerlo? ¿Sabes realmente con qué juegas?
-Hombre, no cuestione mis métodos. Y debería haberme preguntado un quién no un qué. Sé exactamente lo que hago. 
-Lo siento, es sólo que... -el hombre hizo una pausa para tragar- mi señora me advirtió de qué le estoy entregando y es sumamente perturbador...
El hombre le entregó a Betty una mano de color carmesí, sin uñas y sin una sola arruga. Betty estaba satisfecha, dejaría por fin de ser una de las Responsables y podría volver a probar la vida mortal por última vez. Después de todo, nadie la dio a elegir."


. . .


Y creo que por hoy basta. No está como quisiera y no sé si digo todo lo que debería decir, me pregunto a veces cómo es la cara de alguien que me lee. Debe ser extraño. En fin, suficiente Betty por hoy. En unos minutos vendrá Triana... dioses, adoro su sangre. 


Lavanda

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