miércoles, 23 de julio de 2014

Bajo dos semáforos

-Cuando era pequeña tenía este lugar en mi cabeza. El único lugar donde podía huir de los gritos, las peleas, la televisión y todo lo que ardía en mi casa. Mi madre era frenética, mis hermanos pasaban el día incordiándose el uno al otro y ni que decir cuando mi padre llegaba a casa. Siempre fui "la niñita de papá" pero eso no me excluía de los castigos, los gritos y su mala leche. Así que iba allí como medio de escape. 
-¿Tan horrible era?
-Ni te imaginas-sorbió un poco de café-.
-¿Y cómo era el lugar?
-El lugar existe, o existió al menos. No recuerdo a dónde viajábamos, sólo recuerdo ir al funeral de algún familiar lejano. En medio de una autopista larga como la eternidad vimos dos semáforos en rojo. Mi padre se paró aunque no sabía muy bien por qué. Estuvimos allí un rato y viendo que no cambiaban a verde se bajó a ver qué pasaba con ellos. El resto de la familia aprovechó para estirar las piernas. Siempre fui una niña muy juguetona así que me fui a explorar. Acabé en una arboleda que imaginé que era un reino mágico, ya sabes, cosas de niñas. Me lo pasé tan bien que perdí la noción del tiempo, cuando volví al coche mis padres se habían ido junto a mis hermanos. 
-Qué dices.
-De verdad.
-No me lo creo, ¿tus padres se olvidaron de ti? 
-Siempre fui callada y ellos descuidados, entonces lo vi normal. 
-¿En serio?
-Es que ya lo habían hecho antes. 
-Joder... 
Sorbió un poco más antes de volver a hablar.
-Bueno, cómo te decía. Allí estaba yo, junto a esos dos semáforos en medio de la nada. Todo en silencio. No imaginas qué silencio. Nunca había estado en un lugar así antes, era como un reino mágico pero esta vez no se sentía imaginado, se sentía auténticamente mágico. 
-¿Y tus padres?
-Los volví volver a las tres horas, estuvieron un trecho de camino sin que supieran que yo no estaba. 
-¿No te gritaron ni nada?
-Claro que sí, pero no me importaba, había estado en el lugar más maravilloso del mundo. Por eso desde entonces siempre que estaba mal o que las cosas en casa no iban... ¿bien? me encerraba en mi cuarto y pensaba que estaba allí, con el ruido de las cigarras, el olor a bosque y esos semáforos parando a todo el que pasaba sólo para que viese el mundo por el que iba. 
-No había caído en eso de las semáforos. 
-Deberían poner más. 
-¿Tú crees? 
-Esos semáforos seguramente ya no estén, serían de una obra o algo. Debería haber semáforos en permanente rojo en carreteras interminables. 
-La gente se enfadaría. 
-La gente se enfada de todas formas.
-Bien visto, trae la taza que te echo más. 
-Gracias, pero sólo la leche esta vez, no soy muy de café-soltó una risita adorable-. 
-¿Y qué tal la uni?






Historias Irrelevantes en Lugares Anónimos

Lugar Anónimo: 
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