viernes, 18 de julio de 2014

La casa del lago

       
Domingo 26 de febrero de 1989
             
        Este es un sueño recurrente que tengo. Me despierto en mi antigua casa de vacaciones, bueno, mía no fue nunca, era de mis tío-abuelos y pasábamos allí el mes de abril, siempre, hasta que cumplí quince años. Me despierto en la que era la cama de mi padre y estoy tumbado junto a Julia, ya sabes cuál. Me levanto, hago el desayuno, es marzo, por cierto, como una tostada o dos, depende del día, zumo de naranja, vaso de leche, miro un periódico que no existe y del que no logro leer nada y salgo a dar una vuelta por la finca. Acabo siempre en el lago dándome un baño mientras Julia con una taza de chocolate y un albornoz me mira y sonríe. Tiene el pelo mojado y no se ha bañado ni duchado. Cuando me quiero dar cuenta soy viejo y estoy con dos antiguas maletas en la antigua carretera mirando hacia la espesura del bosque. 

No creo que signifique nada en particular, te lo quería contar porque me parece curioso. Además, no sé, creo que quizá debería volver. Y te juro que hubiera ido ya si no hubiese sido justo Julia quien se ahogó en aquel lago. Es de esas cosas que no se cierran y soñar con su sonrisa cada día es... jodido. Si tan sólo pudiera cogerla de la mano una vez más. Divago. Lo siento. 
Lo importante de todo esto es que cada vez que sueño con ello tengo unas ganas inmensas de encender la luz de mi cuarto y sea aquella casa apartada del mundo. La casa del lago. 

¿Sabes? Voy a empezar a organizar un viaje, un viaje a ella, lleva abandonada quince años pero algo me dice que sigue ahí y que ahí están las respuestas que necesito. Sí. Iré. Definitivamente. 

Siempre tuyo.






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Miércoles 1 de marzo de 1989

        Quiero escribirte antes y después de ir a la casa del lago. No sé por qué creo que cambiaré si voy, es como una despedida, ¿sabes? Como un testimonio de lo que fue para que luego puedas ver lo que ha sido. Encontré una vieja foto de mi madre, esta es la entrada de la casa. Sólo de verla me entran escalofríos, quiero que te la quedes porque yo pienso traer nuevas. 

Estoy nervioso y aún no he hecho el equipaje, ¿quién sabe qué puedo encontrar allí? ¿Antiguas cartas de mis padres? ¿Juguetes de cuando era pequeño? ¿El fantasma de Julia? Si fuera eso último no creo que vuelva porque lo agarraré con toda la fuerza que tengo hasta que la traiga de vuelta, eso te lo aseguro. Ya sé que tengo que dejar de culparme de su muerte, pero no puedo evitarlo. No he llorado en ningún otro funeral y tú lo sabes... 

Planeo estar cerca de tres semanas, dieciocho días, quiero saber lo que es vivir allí. Hice todo el papeleo de billetes de tren y demás. Desde la estación cogeré un autobús para llegar al pueblo y a partir de ahí espero que mi memoria no me falle. Mi tío me dio las llaves de la casa así que no habrá ningún problema. Es un sitio muy apartado, no creo que haya ni vagabundos ni un solo graffitti, simplemente estará vieja y ruinosa.
Sabes que siempre hablo de aquella casa así que no te preocupes, me irá bien, estoy seguro. Espera una segunda carta en unos veinte días. Estoy adelantando acontecimientos pero creo que te encantará leerla. 

Siempre tuyo.















Historias Irrelevantes en Lugares Anónimos

Lugar Anónimo: 
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