sábado, 24 de agosto de 2013

Samanta

“Quedarse sin palabras”. Es una expresión muy usada en los momentos muy emotivos y es una expresión literal pues el shock de ese momento hace que se te nuble la mente y se te cierre la garganta durante unos instantes. También es algo que ocurre con el miedo intenso, la frustración desmedida o cuando el terror mismo se refleja en nuestros ojos. Un terror que normalmente va más allá del miedo a morir, no es perder la vida lo que nos aterra, el terror que describimos no es racional, no tiene causa, es sencillamente terror. Terror que de sobrevivir a él olvidaremos por nuestro propio bien, que no querremos investigarlo ni preguntarle, preferimos su silencio, misterio y ausencia.

Samanta es carnicera del supermercado de un barrio residencial, en la periferia de la ciudad. Es una mujer blanca, de unos treinta y tantos y un poco rellenita. Es muy dicharachera, sobre todo con los clientes habituales, le encanta su trabajo; tanto le gusta que hace cosa de tres años abrió su propio negocio y le va bastante bien. La carne que vende es de excelente calidad y hace buena competencia a otros supermercados de la zona. Tiene un novio al que ve muy de vez en cuando pues éste tiene que viajar mucho debido a su trabajo pero siempre que puede vive en el apartamento de Samanta, por lo que son tres: Samanta, su novio y el gato que les regaló la madre de él por su quinto aniversario. Viven días tranquilos. Las noches las duermen, al menos dos de los integrantes de la pequeña familia.
Samanta cada noche vigilada por la luna llena sale de casa hacia el almacén de carne. Ella es incapaz de dormir, nunca lo hace cuando la luna mira. Una vez llega se mete en el congelador con los cuerpos desmembrados y despellejados de las reses que cuelgan armónicamente de terribles ganchos. Allí se siente a gusto, el frío la calma y la acoge. Una vez está cómoda, Samanta se sienta con las piernas cruzadas y entra en una especie de trance extraordinario, todo es silencio durante unos minutos, se oye el tintineo de las cadenas y el frío hálito de Samanta apenas hace un ruido. Mira al techo con los ojos completamente en blanco y de su boca asoma una materia roja, rugosa, llena de sus babas. Esta materia comienza a salir de ella desencajando su mandíbula hasta lo imposible: el nacimiento del cabello de Samanta toca su espalda y su barbilla toca sus pechos. Este proceso dura media hora aproximadamente. Una vez acaba la materia de salírsele comienza a derramarse por su cuerpo lentamente, hasta que abandona completamente la boca de la mujer. Ella, unos instantes más tarde, se despierta, levanta la cabeza, se levanta luego ella y con un cuchillo se corta la piel que hace colgar su mandíbula de manera grotesca, después de esta carnicería se junta la mandíbula con el cráneo y ésta encaja a la perfección mientras su piel lentamente se junta como si estuviera hecha de una sustancia líquida muy densa en lugar de carne. Luego coge toda esa materia que ha expulsado y le da forma, la envasa y se vuelve a casa antes de que su novio(si está) despierte.
Al día siguiente tendrá hamburguesas en oferta, una de las principales bazas de su carnicería pues son artesanales y a mucha le gente les gustan estas hamburguesas.

Hay cosas que no se conocen, no se saben y no deberían saberse. ¿Qué es Samanta? ¿Por qué hace eso? ¿Qué relación tiene todo esto? ¿Por qué lo oculta?
¿De verdad podemos saberlo? Por regla general creemos estar preparados para afrontar cualquier verdad pero más de uno que ahora se le califica como loco o lunático te dirá que no, que nadie es capaz de afrontar según qué verdades y que hay secretos que están ocultos porque conocerlos sería de locos.

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