-Te seré sincero: soy un fraude. Nada de lo que digo se parece
mínimamente a la realidad, pero eso es lo que soy, ¿no? Un ilusionista. un muro
de humo, un hombre capaz de lo más insólito y extraordinario para agradar a su
público. Un tipo que comprendió la realidad y decidió hacer trampas pues ésta
era muy complicada. Pero estás conmigo, no obstante, con la esperanza de que
algo de lo que diga cambie tu vida, te sorprenda, te llegue, te sobrecoja o te
alegre la mala tarde. O esa impresión te he dado siempre, ¿cierto? Por eso te
atraía tanto... No puedo hacer nada de lo que me pides, cielo, soy un
sucedáneo. Nunca fui nadie en ningún sitio, nunca fui nadie para ninguna
persona. Nunca he sido importante realmente. Muchos han creído que yo les
importaba, a ellos le importaba alguien que no era yo, ni por asomo.
>Nunca me ha conocido nadie. Ni siquiera aquella chica del pelo rojo
que sonreía tanto... ella nunca me quiso de verdad aunque yo a ella sí y nunca
lo supo. Una vida falsa, con caretas, máscaras, disfraces, espejos y retorcidos
guiones ensayados y meticulosamente meditados. He dado alegrías para que me
sonrían, pena para que me acojan, ira para importarles. He contado proezas,
historias, cuentos y maravillas que jamás ocurrieron. Nunca he sido sincero,
por eso quise serlo contigo, para que sepas que, en el fondo, me importas tanto
como para desmontar cada treta que tengo preparada para ti, cada engaño que
utilizo para llegar a mi objetivo.
>Toda mi vida ha sido falsa, nunca me ha pasado nada sobrenatural ni
he conocido a ningún dios ni espíritu, como mucho ha sido una demencia propia
de mi enfermiza esquizofrenia que a duras penas controlo con alguna que otra
droga. No son baratas, ¿sabes? Todo ha sido como una bola de nieve. Dicen que
las mentiras te persiguen, dicen que se pilla antes a un mentiroso que a un
cojo. Son chorradas. Si no existe la verdad, ¿existe la mentira? Tergiverso la
realidad para no enfrentarme a mis miedos. Me pongo una cara que no es la mía
para afrontar las peores situaciones que vivo. Digo palabras que nunca saldrían
de mi boca para poder escapar de la tensión y el nerviosismo. Comprenderás
ahora que nunca me he podido permitir querer a nadie demasiado, a nadie que se
empeñe en continuar en mi vida. Las pocas personas que han sabido un ápice de
la mentira que soy se han ido pronto de mi vida; lo sabía con antelación y a
modo de expiación hice que ellos lo supieran. Maquinador, sí. Bochornoso,
también. Pero nunca lo supo nadie realmente. Los sentimientos que estás
generando hacia mí en este momento son de odio imagino, ¿cómo no te lo conté
antes? ¿Cómo he podido ser así tanto tiempo? Porque soy un hijo de puta muy
listo. Por eso.
>Supongo que ya me odiabas un poco antes. Conozco bien la naturaleza
humana, mi compañía hace que en el fondo sepas que soy alguien con quien no te
conviene compartir tu tiempo pero está tan al fondo que no lo escuchas, sólo
escuchas mi lengua venenosa. Pero no soy tan malo. Es un mecanismo de defensa,
debería darte lástima y no rabia. Si no tuviera tanto miedo de ser quien de
verdad soy no sería el fraude que soy, si la gente fuese más comprensiva y
tolerante no haría lo que hago. Por eso nunca llegué demasiado lejos en mis
mentiras, por eso nunca me acosté con nadie que no quiso hacerlo de verdad, por
eso siempre que alguien quiere que forme parte de su vida íntima me aseguro de
sus razones y compruebo que ninguna sea una burda ilusión de la que no ha
logrado darse cuenta. No soy tan terrible, ¿no crees? Así somos los humanos,
unos imbéciles que tienen miedo de que su reflejo sea ellos mismos y no la
fachada que tanto les ha costado construirse. Somos socialmente ineptos.
>Pero tú me importas. Aunque ahora te preguntas si esto es cierto.
¿Me equivoco? Me pregunto cuántas veces me habrás escuchado decir esto, a
cuántas personas. Y ahora sabes que ninguna era verdad, por eso te preguntas si
es cierto que me importas. Quizá toda esta sinceridad sea una enrevesada
mentira cuyo fin es que parezca que me abro a ti y sólo a ti y así hacer que tú
pienses que eres única en mi vida, que esta vez, esta única e insólita vez, voy
en serio. ¿Quién sabe? Quizá no sea tan tóxico como parezco. Quizá por una vez
sea la pura verdad. Quizá por una vez este dulce flautista deje de tocar y
comience a hablar. Pero, quién sabe... Cuando arrastras tanto una mentira
acabas creyéndotela, acabas dudando si de verdad hiciste aquello o si de verdad
sentiste eso otro. Tu mundo acaba siendo una constante duda, una constante
lucha entre qué es verdad y qué es falso. ¿Te has abierto de verdad alguna vez
a alguien? ¿Hasta que punto llega tu control sobre qué es real y qué no? Te
estoy siendo sincero o, al menos, eso aparento, por eso te diré que no tengo la
más remota idea de la respuesta a esas preguntas. Esto lo he llevado demasiado
lejos y no sé dónde estoy yo, dónde el personaje y dónde la máscara. Todo es
una amalgama que ha formado un espectro que ha vivido más pasados de los que
permite una vida y ha visto más de lo que ha podido ver un hombre. Todo por no
salir corriendo. Todo por querer que alguien te abrace a ti por una vez. Así
que te seré sincero, no sé quién soy, qué he hecho y qué no, qué he sentido ni
qué siento. Todo forma parte de un plan del que ni yo tengo información. Pero
no soy tan malo, ¿no crees?
>Es una lástima que sea tan precavido, tan maquinador y tan
repugnante todo metido dentro un cuerpo repleto de miedo al mundo y a sí mismo
disfrazado de alguien seguro, tenaz y de éxito. Es una lástima para ti, claro.
No viniste en el mejor momento, sabes que si fueras cualquier otra persona me
hubiese aprovechado de ti y te hubiese dejado ir pero me importas demasiado y
por tanto eres peligrosa para mí, para mi estructura. No puedo dejar que te
vayas... ¿Ves? ¡Esa es la mirada que nunca puse yo! ¡Esa! Esa mirada que se
asoma entre lágrimas que no se atreven a caer. Es una mirada demasiado pura,
demasiado sincera, demasiado real, ningún disfraz puede crear algo así, es
arte, puro arte.
-¡Hijo de puta! ¡Socorro! ¡Suéltame!
-Cariño... por favor, no hagas esto más difícil. Te lo dije antes y te lo digo ahora, nadie puede oírte. Odio cuando se despega
la cinta americana, deberían inventar algo mejor. Ya te he dicho que me
importas mucho, más que ninguna otra persona en el mundo y no puedo dejar que
eso ocurra. Hasta siempre cielo... te recordaré siempre.
Historias Irrelevantes
No hay comentarios:
Publicar un comentario