viernes, 24 de julio de 2015

Anécdotas de bar

-La conocí en un viaje. Imagínatela, pelo largo y verde, ojos grandes como embalses, sonrisa pícara, era perfecta.
-Eso de cuando fuisteis a la montaña, ¿no?
-Sí. Nos conocimos en el autobús de ida, son muchas horas al lado de alguien que no conoces y a quien siempre acabas conociendo. La cosa es que me miraba siempre sonriente y vergonzosa, parecía una niña pequeña. Era verdaderamente adorable.
-¿Te la llegaste a tirar?
-Sí. Bueno, creo.
-¿Crees?
-Ya llegaré a esa parte. Una vez en la estación nos dimos el número de teléfono y nos prometimos un café o una cerveza juntos. Y pasaron los días, yo estaba viendo a mis primos, ya sabes, y ella... la verdad es que no sé a qué había ido ella. Bueno, pasaron los días y no me llamaba y no me llamaba. Yo tampoco lo hacía. Y una noche de borrachera se me ocurrió llamarla, estaba esperando mi llamada porque le daba vergüenza llamarme, me dijo que había pensado en mí cada día y tal.
-¿Y qué hiciste?
-Ir a su hotel de cabeza, medio ido y después de potar un par de veces y tomarme un paquete de chicles de menta.
-¿Qué hizo ella?
-Me vio apoyado en su puerta imagino que con la peor cara del mundo y me acogió. Me tumbó y no recuerdo mucho más. Por la mañana estábamos los dos desnudos en su cama y ella apoyada en mí, sonriente. Imagino que lo haríamos porque yo también estaba muy contento pero no recordaba absolutamente nada. La cosa es que me levanté con una resaca de caballo. Me vestí y me fui a comprar unas aspirinas. Y, aquí lo raro, cuando volví al hotel ella no estaba. No en la habitación, ella no estaba en el hotel. Ni registrada ni nada. Ni tenía un cuarto ni nada.
-No jodas.
-Te lo juro.
-¿Y no sería que te habías tirado a alguien que no era ella?
-¿Entonces por qué por la noche me dijo por el móvil unas direcciones que no eran las suyas?
-Ya, claro.
-La cosa es que luego la vi en la terraza de una cafetería y ella no me reconocía de nada. Ni del autobús ni nada. Monté una...
-Tío, eso es muy raro.
-Ya. Y no sé qué coño será ella, ¿te imaginas que es una bruja?
-Sí, claro, para que digas por ahí "me he tirado una bruja".
-Venga, chin-chín. Por los buenos amigos.
-Por los buenos amigos.

2 comentarios:

  1. brrrr. buena anécdota.
    ¿no tendría una cicatriz nueva en alguna parte?

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    1. Buena idea, a saber. No creo, se la habría visto, o quizá es demasiado tonto como para caer en eso

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