viernes, 24 de julio de 2015

Mejor que una radio

-¡Señor! ¡Todo lo que hemos encontrado es esta grabadora!
-¿Nada más? ¿Ni sangre, ni ropa, ni restos de nada?
-No, nada más, señor.
-Hm... Bien, déjela con las otras pocas pruebas que tenemos.

Más tarde.

-Bien, vamos a escuchar la dichosa cinta. A ver si así salimos de dudas.
-¿No habría que llevarla primero al laboratorio?
-No me fío de esos cabeza de huevo, quiero escucharla por mí mismo y saber qué narices pasó aquí.

El subteniente calló.

*Click*

-Aquí el profesor Pinker. Diario número cuatro de nuestra expedición hacia lo que hemos denominado como "La vena del infierno". No es el nombre más inspirador del universo, pero entre lo escabrosa que es, el calor que hace y que creemos atraviesa la corteza terrestre no nos quedó otra. Llevamos aquí dentro ya cuatro días y nos disponemos a seguir profundizando.
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-Estábamos bajando pendiente abajo cuando encontramos unas extrañas estructuras geométricas. Como prismas rectangulares gigantes dispuestos aleatoriamente por toda la caverna. Y según nuestro sónar parece que hay una gran galería justo detrás de los prismas. Nos proponemos entrar.
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-Según nuestros aparatos, la galería debe medir unos doscientos metros de alto y no hemos logrado obtener medidas ni de ancho ni de largo. Debe ser inmensa. Dios sabe qué puede haber causado algo así.
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-¡Alto! ¡Muchachos! ¡Parad! Creo que he oído algo. Shh...
-...
-...
-...
[Se escucha un gran estruendo, como si toda la tierra temblase]
-¡Sshh!
[Se escucha un grito agónico monstruoso, se escucha lejos pero a la vez cerca, la grabadora no sabe muy bien cómo reproducirlo, las gráficas de sonido en el ordenador se ven inusuales, demasiado armónicas para lo monstruoso del sonido]
-¡Mire, profesor! ¡Qué coño es eso!
-¡Corred! ¡Co-
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Se hizo un silencio en la sala.

-¿Qué coño...?
-Debemos guardar esta cinta con nuestras vidas. La tienen que echar un vistazo nuestros expertos. Sea lo que sea que hay ahí abajo es peligroso y como salga a la superficie podemos estar jodidos. ¡Ah! ¡Por ahí vuelve mi querido alférez! ¿Encontró algo?
-No, señor.
-Alférez, ¿qué hace con ese arma?
-Los pequeños monos se han metido en la cueva equivocada, señor. Deben ser eliminados. Nadie disturba este territorio.
-¿Al... férez?

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