viernes, 24 de julio de 2015

Mezclando placer y trabajo

A las siete de la mañana llegó el mensaje:

Tres fémures, un cráneo y dos costillas.
Zona de entrega: H
Hora: 3:00 am.
Pago: 40.000€

Jessica avisó a María. Tenían trabajo. María, aún desnuda con tan solo un albornoz y un cepillo de dientes en la boca se fijo en las partes, Jessica en la cantidad. Con eso tendrían para un mes, no sería difícil, María es precavida y estuvo guardando partes por si acaso durante bastante tiempo. Conservar huesos es mucho más barato que conservar órganos pero conseguirlos es mucho más difícil. Un ser humano medio tiene dos cientos seis huesos, aunque sean difíciles de extraer es mucha materia prima por ser humano. Lo cual es una empresa lucrativa. 

María y Jessica se llevan muy bien. Tanto que no pueden pasar una noche sin la otra en el otro lado de la cama. Jessica era una bala perdida que ahora vive la vida aunque sigue haciendo algún trabajito que otro para conservar sus contactos, a María no le gusta que lo haga, claro. Se pone celosa. Por su lado, es forense. En un hospital no demasiado riguroso, no demasiado vigilado. Y llega a resultar sorprendente lo poco que se toca un cuerpo operado por un forense. Los maquilladores se llevan su parte y algunas noches, algunas personas acaban con un hueso o dos o tres totalmente nuevos. 

Los fémures son fáciles de conseguir, hasta un tubo de cartón valdría para reemplazarlo mientras el muerto no se ponga de pie y ande, lo cual es improbable. María guardaba unos doce fémures en el depósito. ¿Qué más? ¿Costillas? Tiene una caja llena. Pero, ¿el cráneo? Eso sería más complicado. Es muy difícil conseguir un cráneo sin dañar el aspecto físico de la persona, y la gente sí se da cuenta cuando su madre recién fallecida no tiene cabeza. Debían planear algo. 
Para eso está Jessica, María le cambiaría los turnos a su compañera por un 15% para poder hacer las guardias nocturnas. A la 1:00 am, más o menos, llegaría al depósito una víctima por peleas entre bandas decapitado por un 20%, por un 20% la banda a la que pertenecía el cadáver lo enterraría sin cabeza. María tendría una hora y media para limpiar el cráneo y que quede totalmente esterilizado, sin rastro de ningún ácido. 
Por poco no lo consigue. Los paramédicos llevan a la pareja hasta el lugar con las sirenas puestas por un 10% y allí están a la hora exacta con toda la mercancía. 
También está el pago. Se hace el intercambio limpiamente y cada uno se va a su casa. Jessica se encargará de pagar a cada uno su parte mientras María termina su turno en el hospital. 

Y a las siete de la mañana del día siguiente tienen catorce mil euros en dinero negro. Jessica lo limpiará y María seguirá recolectando partes. Se dan un beso de buenas noches más apasionado que de costumbre y hasta mañana.


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