viernes, 24 de julio de 2015

Brujos novatos

Era una noche como cualquier otra, en las afueras de una ciudad cualquiera, en el sótano de la tía de un adolescente cualquiera.

-¿Seguro que deberíamos estar haciendo esto?
-¿Tú quieres follar o no?
-Sí, claro. ¿Pero no hay otra manera?
-Supongo que sí, pero vamos a hacer esto, ¿vale?
-Bu-Bueno... vale.

Y así, con velas en la mano y delante de un círculo iluminado con aún más velas y pintado con la sangre de una morcilla que compraron esa misma tarde en un supermercado cercano comenzaron a realizar los cánticos de invocación. A jugar con fuerzas que están más allá de la comprensión humana.

-¡Estoy comenzando el Ritual del nuevo poder! Invoco a los niveles ocultos de testigo. Declaro así mi intención: ANKAR YOD HAY VAW HAY.
-No sé si esto va a...
-¡Chst! Empiezo a tomar impulso, a dejarme llevar y a liberarme de todas las tracciones de mi cuerpo. ¡Te invoco a Ti, poderoso Arzel, que estás en Oriente, para que me asistas en esta y todas mis arriesgadas empresas! ¡Conjuro este mandato así: HOR-TA-ELL-RACK-AH-MAY!

Al principio no pasó nada y los dos amigos se quedaron expectantes, nerviosos, esperando... no sabían muy bien qué. Esperando a que algo ocurriese. Lo que fuera. Cualquier señal les hubiese bastado. No esperaban que el círculo comenzase a iluminarse. El más inseguro agarró al otro del brazo mientras ambos veían atónitos como un ser emergía del círculo. El ser, que parecía un bebé gigante y dorado se dio contra el techo, ocupaba buena parte del sótano y tenía que agachar la cabeza para poder estar en espacio tan pequeño para él.

-¡Tío! ¡El techo de mi tía!
-¡Chst!
-QUIÉN ME LLAMA. QUIÉN REQUIERE DE MI PODER.

El bebé gigante y dorado llevaba un paño dorado cubriéndole la entrepierna y un collar con cuentas alrededor del cuello, tenía cuatro brazos e intentaba, como podía en un lugar tan angosto, de tener una pose más propia del budismo que de un demonio. Al hablar no movía ni un sólo músculo y no emitía sonido, hablaba directamente a sus cabezas con cientos de voces al unísono.

-¿SOIS VOSOTROS QUIÉNES ME HABÉIS CONVOCADO?
-S-Sí... Verá, aquí mi amigo quiere... eh...
-¿Copular?
-Sí, eso, sí. Eh. Mi amigo quiere... -tragó una tonelada de saliva antes de continuar- quiere copular, sí.

Los ojos del bebé se abrieron y los miró con ellos totalmente abiertos. Sus ojos eran negros y rojos, como solo un demonio puede tenerlos. Sonrió y vieron todos sus dientes afilados entre esos labios carnosos y gordos de bebé.

-QUERÉIS REALIZAR LA CÓPULA ENTRE VOSOTROS, ¿CUÁL ES EL PROBLEMA?
-¡¿Qué?! ¡No! No, no, no, no. Verá. Eh. Planeábamos convocar un... ¿cómo se llamaba?
-S-súcubo.
-Eso, un súcubo. Ya sabe, diablesas del amor y eso. ¿Entiende?
-¿QUERÉIS DECIR QUE ME HABÉIS CONVOCADO POR ERROR?
-E-Eso... eso creo, sí.
-JA JA JA JA JA.

La risa resonó por todo el interior de los chicos que de estremecerse tanto cayeron al suelo y perdieron durante un instante la conciencia. Era una risa aterradora, pero a la vez adorable.

-MORTALES, NUNCA DEJARÉIS DE SORPRENDERME. AHORA CUMPLIRÉ VUESTRO FAVOR, ES LA REGLA DE ORO, FAVOR POR SACRIFICIO.
-¿Sa-Sacrificio?
-HACEDME VUESTRA OFRENDA, MORTALES, Y YO CUMPLIRÉ VUESTROS DESEOS MÁS OCULTOS.
-T-Tío, n-no tenemos un... um... un sacrificio, ¿no?
-Cre-Creo que n-no, no. ¿Y qué hacemos? Me d-da mu-mu-mucho miedo.
-¡Y a mí!
-MORTALES, EL SACRIFICIO.
-Distráelo, yo voy a mirar qué tengo en la nevera, ¿vale?
-Hecho.
-¿A DÓNDE VAS, MORTAL?
-A-A p-p-p-por el sacri-cri-sacrificio, su grande-deza.
-ESPERARÉ ENTONCES.
-¡Eh! ¿Qué-Qué tal tiempo ha-hace en el... em... en el Inframundo? Debe, debe hacer calor allí, ¿n-no?
-UN POCO, SÍ.
-Y-Ya veo, ya veo. Y, eh... bu-bueno, ¿qué tal... todo? ¿La familia bien?
-PREFIERO NO HABLAR DE ESO.
-Oh... entiendo... creo. Y... ¿muchos sa-sacrificios últimamente?
-YA SABES, UN POCO DE ESTO, UN POCO DE AQUELLO, LO NORMAL, MORTAL. LA ÚLTIMA ERA FUIMOS LOS DEMONIOS QUIENES ENTRAMOS EN DECLIVE PERO AÚN HAY QUIEN SE ACUERDA DE NOSOTROS, ¡Y DE NUESTRO PODER!
-Cómo olvidaros, cla-claro. Sí... Por curiosidad... ¿qué se suele sacrificar?
-LO MÁS NORMAL ES QUE SE SACRIFIQUEN VÍRGENES O CABRONES, A SER POSIBLE NEGROS.
-Vir-Vírgenes, ¿eh?
-MUJERES U HOMBRES QUE NO HAYAN PROBADO EL AMOR, SÍ, MORTALES PUROS NO CORROMPIDOS POR LA LUJURIA Y EL DESEO.
-Oh...

El amigo bajó corriendo por las escaleras con el sacrificio en la mano.

-¡A-Aquí lo traigo, su grandísima!
-¿QUÉ ES ESTO MORTAL?
-Eh... bueno, dos paquetes de galletas María y un bol de leche, espero que... que le guste.
-NO BROMEES MORTAL, ¿Y MÍ SACRIFICIO?
-Es... Esto el sacrificio.
-JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA.

La risa esta vez fue más tenebrosa y más larga, más sonora y los caló por enteros una segunda vez. Lo peor era escuchar la risa pero no ver nada en él, tan solo su cara de efigie y sus ojos vivos, llenos de fuego y oscuridad, estancado en el techo del sótano.

-¡MORTALES!
-¿S-sí?
-OS PERDONARÉ LA VIDA ESTA VEZ. PERO ME LLEVARÉ ALGO VUESTRO A CAMBIO.
-¿E-El qu-qu-qué...?
-EL CACTUS QUE TENÉIS EN ESA ESQUINA.
-¿Eh? ¡Ah! Todo tuyo.

Y sin que se dieran cuenta el cactus desapareció, como si nunca hubiera estado ahí. Y cuando volvieron la cabeza para ver al bebé gigante de oro ya había desaparecido. Los chicos respiraron aliviados, pensaron que habían tenido suerte, sin saber que realmente los cactus son la única defensa infalible contra un demonio.

2 comentarios:

  1. JAJA.
    hacía un tiempo que no leía algo que se transmitiese tan bien. me ha gustado muchísimo. es tan ágil y claro, no sé, uno se siente como si tuviese un brazo pasado por el cuello del bebé dorado y se riese con él de semejante incompetencia. de verdad que los mortales son sorprendentes.
    vivan los cactus.

    ResponderEliminar
  2. Jajajaj yo sacrificare mi marihuana jaj

    ResponderEliminar